Un chavalo cuya identidad no fue revelada, habitante del barrio Hermanos Zamora, fue conducido a la estación de la Policía Nacional de Ocotal por una guardia operativa que respondió a una denuncia por el robo de un celular marca Samsung, color negro que le arrebató de las manos a una ciudadana en el sector del parque municipal.
El muchacho se movilizaba a bordo de una bicicleta, pero no corrió largo puesto que ciudadanos le dieron persecución y lo atraparon en las cercanías de la empresa ENACAL, para luego dar parte a las autoridades policiales para que respondiera por el delito cometido.
Rebeca Rodríguez, habitante del barrio José Santos Rodríguez, es la afectada quien explicó que se encontraba en el parque de la ciudad realizando una llamada desde su teléfono móvil cuando “sin darme cuenta me arrebató el teléfono de las manos, entonces yo grité que me ayudaran porque él iba huyendo, lo seguimos y lo agarramos”.
Con lágrimas en sus ojos el joven aceptó haber cometido el robo del celular “se lo devolví y le pido perdón (…) no lo pensé”, expresó al tiempo que se limpiaba las lágrimas. “Hace unos días perdí mi trabajo y robar fue la única opción que encontré para resolver mis necesidades, no sé qué me pasó, es la primera vez y le pido perdón a la muchacha”, reiteró.
Sin embargo, pedir perdón y recuperar el celular no fue suficiente para la víctima que según dijo tiene familiares que han sido afectados por esta misma modalidad de robo. “Así lo hacen, esperan que nos descuidemos y nos roban, tiene que responder ante las autoridades por el delito que cometen”, sentenció.
En contexto
Un sujeto que contaba con órdenes de aprehensión por varios delitos, entre ellos robo con fuerza y robo con intimidación, fue localizado y detenido por el Grupo de Intervención Rural (GIR) de la Policía departamental de Chinandega.
La detención de Maicol Antonio López de 27 años de edad, se hizo efectiva la mañana del jueves en una de las vías del centro de la ciudad de Chinandega.
De acuerdo a las primeras investigaciones, Maicol operaba en los barrios vecinos al Puente San José. Su modo operando era el robo con fuerza y robo con intimidación a mujeres y menores de edad, quienes se habían convertido en sus principales víctimas.