Era un lindo día soleado en la costa este de Florida, pero este miércoles sus habitantes sólo hablaban del poderoso huracán Matthew que amenaza con azotar la región con vientos de 195 Km por hora tras su paso por las Bahamas.
Pero los floridianos saben qué hacer y sus autoridades responden con rapidez a la emergencia: comienzan a estar disponibles recursos como refugios para personas o mascotas, distribuidores de sacos de arena gratuitos o suspensiones en los cobros de peajes.
En la mañana del miércoles, los residentes del condado de Volusia -en el centro de Florida– recibieron en sus celulares la temida advertencia oficial que, con un sonido peculiarmente inquietante, advierte a los residentes de la inminencia de un huracán.
«Si usted puede irse antes, hágalo ahora», dijo el gobernador Rick Scott cuando ordenó evacuaciones voluntarias y obligatorias en algunos condados de la costa este de Florida, que será azotada por el ciclón la noche del jueves.
Las playas estaban estaban ventosas y vacías, las escuelas y universidades cerradas, los parques temáticos en alerta y comenzaban a verse filas en las estaciones de gasolina, mientras algunos residentes se preparaban para evacuar hacia el oeste.
«Florida ya ha pasado por esto»
En Daytona Beach, un balneario turístico 88 Km al noreste de Orlando que puede ver marejadas de 1 a 1,5 metros, el agua y los alimentos enlatados comenzaban a desaparecer de los estantes, aunque todavía no había órdenes de evacuación.
«No tenemos miedo, la verdad. Florida ha pasado por esto desde hace años», dijo Rick Basel, un jubilado de 63 años que a las puertas de un supermercado cargaba su automóvil con agua y alimentos suficientes para pasar tres o cuatro días sin electricidad.
Pero este estado de calma no quiere decir que los floridianos no estén preparados para subir al ring.
En un boulevard frente a la costa playera, Linda Kaplan tapiaba las ventanas de su negocio con los mismos tablones de madera que usó en algún huracán anterior, «tal vez Charley» en 2004, no recuerda bien.
«Esperamos que esta tormenta nos roce y pase de largo», comenta a la AFP.
La playa de Daytona y su área turística estaba totalmente desierta. Es un mal día para el negocio, dijo una barista.
Más al oeste, en un vecindario de clase trabajadora, los residentes recogían sacos de arena que entrega gratuitamente la ciudad para proteger las casas de inundaciones.
A lo largo del día, entre 50 y 100 personas se iban rotando en torno a un montículo de arena frente a un estacionamiento. En una escena frenética que recordaba las piñatas infantiles, los residentes se agolpaban para palear la arena en los sacos que colocarán en torno a puertas y garajes.
Cedrik Davis, un obrero empapado de sudor por la tarea manual, piensa quedarse para «proteger» su casa si se emiten órdenes de evacuación: «Creo en Dios, todo va a salir bien», dice, confiado.
Advertencia de huracán
Según el boletín de las 18H00 GMT del Centro Nacional de Huracanes, Mattew «se mantendrá como un huracán categoría 3 o se fortalecerá a medida que atraviese Bahamas y se acerque a la costa este de Florida«.
La advertencia de huracán es válida desde Golden Beach, 34 Km al norte de Miami, hasta los condados de Flager y Volusia, en el centro-este.
De allí al norte de Jacksonville rige una alerta de huracán; mientras todo el sur de Florida estaba bajo advertencia de tormenta tropical.
En la terminología del NHC, una advertencia («warning») indica la inminencia de la condición meteorológica mencionada, mientras la alerta («watch») señala que su advenimiento es posible.
Matthew se dirigía el miércoles a las Bahamas, que desde la mañana del lunes ya sufría lluvias torrenciales y fuertes borrascas.
El huracán ya descargó toda su furia en el extremo oriente de Cuba, donde cuatro municipios de la provincia de Guantánamo estaban aislados y con bastantes destrozos, aunque de momento no se conocían víctimas.