Psicopático, narcisista y falto de «apego a la vida humana»: así presentó este miércoles la Guardia Civil española al joven brasileño que habría asesinado a su tío, la mujer de éste y a los dos niños pequeños del matrimonio.
La Guardia Civil está investigando el macabro asesinato de Marcos Campos Nogueira, su mujer Janaina Santos Américo (ambos de 30 años) y sus dos hijos, de apenas uno y cuatro años. El secreto de sumario sólo se ha levantado parcialmente, por lo que persisten zonas de sombra, empezando por el móvil del crimen.
Los cadáveres de esta familia oriunda de Paraíba (noreste de Brasil) fueron hallados el 18 de septiembre dentro de unas bolsas de plástico en su domicilio de Pioz, una tranquila localidad de menos de 4.000 habitantes ubicada a 60 km al este de Madrid.
Los adultos habían sido descuartizados, y un vecino había alertado del mal olor que emanaba de la casa. La última vez que se vio al padre fue el 17 de agosto.
En una rueda de prensa en la ciudad de Guadalajara, la Guardia Civil dijo tener «multitud de indicios razonables y pruebas indubitadas» de que el sobrino de Marcos, François Patrick Gouveia, fue el autor material del crimen de esta familia «normal, trabajadora y humilde».
El sospechoso, de cuya autoría dice la Guardia Civil no tener «ninguna duda», no tenía «ningún tipo de relación con el crimen organizado». Tampoco hay pistas de que contara con algún cómplice o ayudante.
El joven, de 19 años, se encuentra en Brasil desde el 20 de septiembre, y desde el 22 pesa sobre él una orden de detención internacional emitida por la justicia española.
Los investigadores explicaron que tenía billete para volver a Brasil el 16 de noviembre. Sin embargo, el 19 de septiembre, 24 horas después de hallarse los cadáveres, cambió apresuradamente su pasaje para regresar al día siguiente.
El muchacho declaró este fin de semana ante la policía brasileña, y se encuentra en libertad. La Guardia Civil dijo no estar en condiciones de explicar esto, y se limitó a decir que cree que «la policía brasileña lo tiene correctamente localizado».
El sitio brasileño de información G1, de la red Globo, señaló citando al abogado de la familia de Marcos Campos, Eduardo de Araújo Cavalcanti, que el sospechoso niega la autoría del crimen y si es necesario volverá a declarar.
El portal web añade que el abogado indicó a la policía federal la dirección del joven en la ciudad de João Pessoa, capital del estado de Paraíba, y que las autoridades brasileñas estarían esperando recibir información de Interpol.
Un pasado violento
El instituto armado no quiso aventurar tampoco el móvil del crimen, señalando que podría haber varias causas y que buena parte de la información sigue bajo secreto de sumario.
Según se detalló, el muchacho tiene un pasado violento (agredió gravemente a un profesor en su país), y presenta un perfil de «psicoticismo», marcado por su «egoísmo», su «narcisismo» y su «falta de apego a la vida humana».
Vivió cuatro meses con la familia asesinada en la localidad de Torrejón de Ardoz, muy cerca de Madrid, donde Marcos Campos y los suyos residieron antes de mudarse a Pioz.
Según la Guardia Civil, seguía viviendo en aquella ciudad, y no tenía oficio alguno. Su tío Marcos era cocinero, y había trabajado previamente en otras ciudades españolas, como La Coruña y Valladolid.
Los investigadores señalan que el presunto asesino abordó a sus víctimas de manera «secuencial», es decir que no se enfrentó a todas al mismo tiempo, y que uno de los adultos habría estado fuera de la casa cuando él entró. Previamente habían dicho que no había señales de que hubieran sido forzadas las puertas del domicilio, que contaba con una piscina y se encontraba en una zona residencial.
Si la justicia brasileña emprendiera diligencias contra el joven, la Guardia Civil no espera que haya una extradición, ya que según explicó, en estos casos y en virtud de los acuerdos bilaterales, Brasil no extradita a sus ciudadanos. Sí se pediría una comisión rogatoria, para que preste declaración el muchacho.
El instituto armado aseguró que «la comunicación con Brasil es continua y diaria», a través de la embajada de España en Brasilia.
El consulado de Brasil en Madrid dijo a la AFP que el caso, dada su relevancia, lo está llevando «directamente» el cónsul, Paulo Alberto Soares, con el que de momento no fue posible contactar.