Un grupo internacional de derechos humanos expresó su preocupación por el destino de cientos de libios y extranjeros que llevan meses atrapados en medio de los conflictos armados en la ciudad de Bengasi, en el este de Libia.
Amnistía Internacional dijo que casi 130 familias y cientos de extranjeros en el vecindario de Ganfouda, en el suroeste de Bengasi, han quedado separados del mundo exterior y con poco abasto de alimentos y combustible.
«El tiempo se le agota a los civiles en Ganfouda, a los que se les deja morir atrapados por los combates», dijo Magdalena Mughrabi, directora adjunta del Programa de Medio Oriente y Norte de África de Amnistía Internacional.
Los combates se han recrudecido en Bengasi desde 2014, cuando las fuerzas encabezadas por el poderoso comandante militar Khalifa Hifter comenzaron su campaña en contra de extremistas en la región, incluyendo filiales de Al Qaeda y el grupo Estado Islámico. Hifter, quien cuenta con apoyo de asesores militares británicos, franceses y estadounidenses, así como de fuerzas especiales, ha logrado tomar control de gran parte de la ciudad. Ganfouda es uno de los pocos distritos en que los extremistas han presentado una fuerte resistencia contra las fuerzas del Ejército Nacional Libio de Hifter.
Sin embargo, los grupos internacionales han hecho un llamado para la creación de corredores seguros para evacuar a los civiles atrapados en la zona.
Amnistía Internacional citó a un residente que se identificó como Mohamed, quien dijo que los habitantes están desesperados por ayuda humanitaria, especialmente entre los jóvenes.
«Los niños están en los huesos debido a la falta de alimentos y la desnutrición. Si pudieran enviarnos algo de comida para los niños o sacarlos de aquí estaría bien, incluso si eso significara dejarnos aquí a los demás», afirmó.
Los habitantes han recibido a las familias desplazadas, cuyas casas fueron destruidas por los ataques.
«Vivimos como animales», relató otro residente, al que Amnistía Internacional identificó como Samir. Añadió que ha aceptado a tres familias en su casa, en la que actualmente viven 24 personas.
Amnistía Internacional teme que los civiles que quedan entre el fuego cruzado enfrenten castigo bajo el pretexto de que respaldan o simpatizan con los extremistas islámicos.
«No se debe utilizar a los civiles como escudos humanos, y aquellos que deseen salir deben ser protegidos de detenciones arbitrarias, torturas o cualquier otro abuso», comentó Mughrabi.