Alfred Olango, afrodescendiente radicado en El Cajón, San Diego, California, murió el martes luego de recibir varios disparos por parte de agentes de la Policía, en lo que constituye el más reciente caso de la brutalidad policial en Estados Unidos (EE.UU.)
Tal y como recogen medios estadounidenses, los policías dispararon contra la víctima por actuar «de manera irregular» en un suburbio de la ciudad. Las autoridades recibieron una llamada desde un restaurante local alertando de la presencia de un hombre «fuera de sí» que caminaba entre el tráfico.
El hombre fue ingresado de urgencia en un hospital cercano, donde ha muerto horas más tarde. La víctima, un hombre de unos 30 años y de raza negra, no atendió a las instrucciones que recibió por parte de los agentes, según ha explicado Rob Ransweiler, responsable policial en El Cajon, y en lugar de poner las manos en alto las mantuvo en sus bolsillos.
De acuerdo con la versión de los oficiales, cuando el policía iba a emplear una Taser (pistola eléctrica), el hombre «sacó rápidamente un objeto» y por la posición de sus manos y del resto de su cuerpo, «dio la impresión de que agarraba un arma de fuego», lo que provocó la respuesta de los policías en forma de disparos.
Poco después de que se produjera el tiroteo, un grupo de conocidos y vecinos de la víctima se congregaron en el lugar del suceso para protestar contra lo ocurrido.
Este caso ocurre apenas una semana después de los fuertes disturbios que se registraron en Charlotte (Carolina del Norte) tras la muerte de otro afroamericano a manos de la Policía y rodeado de un creciente clima de crispación racial en el país.
El Cajon se encuentra unas 15 millas al nordeste de San Diego y tiene una población de unas 100.000 personas. El 69% de sus habitantes son blancos y el 6 por ciento negros, según las cifras del censo de 2010. La localidad se ha convertido en el hogar de muchos refugiados que huyeron de Irak y, recientemente, Siria.