La Fiscalía General de la República de El Salvador ordenó, la madrugada de este martes, la detención de más de 50 presuntos pandilleros en dos amplios operativos realizados en Santa Tecla y en Colón, La Libertad.
Entre los detenidos se encuentra Miguel Umanzor, hermano de Arístides Umanzor, alias el Sirra, cabecilla de la Mara Salvatrucha y que se encuentra recluido en una prisión de máxima seguridad en Zacatecoluca.
Miguel Umanzor, de 44 años, es acusado por las autoridades de feminicidio y privación de libertad. El resto de los pandilleros arrestados son acusados por feminicidio, organizaciones terroristas, privación de libertad, homicidio y extorsión.
Los allanamientos y capturas fueron realizadas por la Policía Nacional Civil (PNC), en varias viviendas de la comunidad El Pino y San Rafael de Santa Tecla, además de Villa Lourdes, Urbanización Nuevo Lourdes, en el municipio de Colón.
En estos allanamientos las autoridades incautaron celulares, memorias USB, fotografías y videos. En los próximos días, los acusados se presentarán ante los tribunales para que respondan a los delitos de los que se les acusa.
La Fiscalía General de la República informó que en la comunidad San Rafael capturó a Miguel Umanzor, hermano del cabecilla de la Mara Salvatrucha que será procesado por feminicidio y privación de la libertad, negó estar involucrado con las pandillas y haber cometido los delitos que se le imputan. «Me acusan de organizaciones terroristas o algo así, pero yo soy una persona trabajadora», manifestó Umanzor, de 44 años.
A su vez se desarticuló una estructura delictiva dedicada a la extorsión. Entre los detenidos figura el negociador de la pandilla, identificado como Carlos Eduardo Ramírez Gil, quien junto con otros miembros del grupo criminal operaba en localidades de las afueras de San Salvador.
En agosto de 2015 la Corte Suprema de Justicia declaró que las pandillas y quienes las apoyen y financien son terroristas, por lo que los tribunales podrán imponer a los pandilleros penas severas de hasta 60 años de cárcel.
El Ministerio Público sostuvo que con la desarticulación de estos grupos que operaban en la periferia oeste de la capital «se ha dado un duro golpe a la operatividad criminal delincuencial que mantenían en las zonas intervenidas».
En El Salvador, considerado uno de los países más violentos del mundo, las pandillas establecidas en populosos barrios están integradas por más de 70.000 jóvenes y adolescentes. Más de 13.000 están presos y sus cabecillas han sido enviados a una cárcel de máxima seguridad donde están completamente incomunicados con el exterior.