Cada año, Groenlandia pierde unos 18.000 millones de toneladas (40 billones de libras) más de lo que los científicos pensaban, de acuerdo a un nuevo estudio que utilizó el GPS para ayudar a determinar la cantidad de derretimiento.
Así que en lugar de perder 249.000 millones de toneladas (550 billones de libras) de hielo cada año entre 2003 y 2013, Groenlandia perdió alrededor de 267.000 millones de kilogramos (590 billones de libras), indicó el coautor, Michael Bevis, de la Universidad de Ohio State, en un estudio publicado el miércoles en el diario Science Advances. Eso implica una diferencia de cerca del 7,6%.
El edificio Empire State pesa alrededor de 331.000 toneladas (730 millones de libras), por lo que 18.000 millones de toneladas equivalen a unos 50.000 edificios Empire State.
«Si uno mira los últimos 15 años que hemos realizado estas mediciones, obviamente está empeorando la pérdida de hielo«, comentó Bevis. «Es bastante aterrador».
Sin embargo, en general sigue siendo «un pequeño porcentaje. No pienso que altere el panorama de lo que está sucediendo», advirtió la coautora del estudio, Beata Csatho, de la Universidad de Buffalo. La pérdida de hielo adicional añade una pequeña cantidad 0,4 milímetros (1/16 de pulgada) por década al incremento mundial del nivel del mar, recalcó Bevis. En total, el derretimiento de Groenlandia representa 0,54 milímetros por década.
«Sin duda no son buenas noticias dado que los valores ya superan lo que habíamos deseado, pero no representan un cambio drástico en el ya alarmante patrón que hemos visto durante las últimas décadas», señaló el científico climatológico de la Universidad Duke, Drew Shindell, quien formó parte del equipo del estudio.
La mayoría de las mediciones de pérdida de la capa de hielo en Groenlandia y la Antártida se hacen con un satélite que mide los cambios en la gravedad y usa simulaciones de computadora para calcular el peso de la pérdida de hielo. Pero el problema es que conforme se derrite la capa de hielo, la tierra ocupa su lugar, tanto instantáneamente como a lo largo de los siglos. Las piedras que se erigen para reemplazar al hielo más pesado se contabilizan en la masa total del hielo en los registros satelitales, y por lo tanto, los satélites no hacen un cálculo preciso de cuánto hielo existe, señaló Bevis.
Las nuevas mediciones con satélites de posicionamiento global y otras fuentes compensan eso y, por lo mismo, son más precisas, destacó Bevis.