Las autoridades brasileñas acusaron a ocho personas de buscar reclutas y promover organizaciones terroristas antes de las Olimpiadas de Río.
Los individuos están entre varias personas arrestadas dos semanas antes del evento deportivo. La policía les acusa de jurar lealtad al autoproclamado Estado Islámico mediante la internet, y de dialogar sobre armas y tácticas de ataque para frustrar las Olimpiadas. Uno de ellos trató de comprar un fusil AK-47.
Al momento de los arrestos, el ministro de Justicia Alexandre de Moraes dijo que los 10 sospechosos inicialmente detenidos eran amateurs inexpertos.
No se pudo saber de inmediato si los individuos contaban con abogados.