Informe revela que del 1 de enero al 19 de julio de este año más de 838 salvadoreños fueron reportados como desaparecidos, según los registros de la Policía Nacional Civil de El Salvador.
De esos, solo en siete casos las víctimas fueron encontradas muertas. La Policía Nacional Civil no precisó cuántas fueron halladas con vida y la cifra implica que entre cuatro y cinco personas son reportadas como desaparecidas a diario en el país por razones aún no tan claras.
Los hombres, con 569 casos, figuran como los principales afectados; es decir, siete de cada diez extraviados corresponde al sexo masculino.
Las desapariciones se incrementaron en 2012 y 2013, justo cuando las pandillas hicieron una tregua. El método era asesinar y enterrar a las víctimas, según lo denunciaron en su momento un exdirector de Medicina Legal y la misma Policía.
Pero las frías estadísticas de este fenómeno advierten que el grupo más afectado son los jóvenes, pues 328 víctimas tienen edades entre 18 y 30 años.
Son muchachos que están finalizando estudios de bachillerato, cursan estudios universitarios y otros se han graduado en una de las carreras universitarias. La mayoría de los jóvenes en esas edades está incorporado a alguna actividad productiva del país; sin embargo, hay otros que ya forman parte de grupos de pandillas o son afines a ellos.
Una de esas duras historias fue conocida el lunes anterior, cuando una familia muy angustiada llegó a Medicina Legal en San Salvador en busca de su pariente, pues no regresó a casa el domingo anterior en la colonia Hernández de Ciudad Delgado, tras salir a trabajar.
El desaparecido fue identificado como Edwin Alexander Castellano Murcia, de 26 años, quien trabajaba de repartidor de gas propano, según familiares, el ahora fallecido el domingo descansaba y solo salía a repartir cuando algún cliente le llamaba de emergencia porque se le acabó el gas y eso fue lo que realmente pasó, se encontraba en casa y cerca de las 10:00 de la mañana recibió una llamada en la que le pedían el servicio.
Edwin Alexander fue a dejar tres cilindros de gas y dijo que pronto regresaría. Las horas pasaron y ya no volvió; su familia se quedó con el almuerzo listo ese día.
Como no regresaba, fueron a buscarlo adonde trabajaba cerca de la plaza en Ciudad Delgado y allá le dijo el encargado de bodega que el joven había entregado tres tambos de gas y que salió a dejar el cuarto pero ya no regresó.
Fueron a la Delegación de Ciudad Delgado a preguntar por el muchacho, pero no les dieron razón; de ahí se fueron a los hospitales Rosales y Zacamil, pues temían que le hubiera pasado un accidente en la Troncal del Norte, pero tampoco hubo respuestas.
Como otra opción se fueron a la Subdirección de Tránsito, por si había sido detenido por algún accidente, pero igual no resultó ser así.
Me da vuelta la cabeza, no tengo nada que él me haya advertido. El era de su trabajo a la casa y viceversa. Lo más tarde a la 5:00 de la tarde y ya está en su casa, todos los días, afirmó su cónyuge.
Su compañera de vida también negó que el ahora fallecido haya tenido alguna relación con maras y que eso dé una luz de su desaparición.
Después del grupo de los jóvenes le sigue el de las edades entre 12 y 17 años, con 183 denuncias, y el grupo de 31 a 40 años en tercer lugar. Las cifras también revelan que en el mismo periodo 258 personas del sexo femenino han corrido la misma suerte, ellas representan el 30 por ciento de la totalidad.
Asimismo en el informe se reveló los lugares donde se dan más casos de desaparecidos ocupando San Salvador con 111 casos, Soyapango con 43, San Miguel con 33 casos, Santa Tecla con 27, Sonsonate e Ilopango con 26 casos.
En su mayoría (563 casos o el 68 %) los familiares no supieron a la hora denunciar expresar a la Policía Nacional Civil, la ocupación o a las actividades a las que las víctimas se dedicaban.
En los casos en que se dijeron los parientes indicaron en un primer segmento a diversas actividades (79 casos), jornaleros (47), estudiantes (46), oficios domésticos (41).
De las 827 denuncias, solo en siete los parientes dijeron que el desaparecido era un exintegrante de pandillas, pese a que la vinculación a las maras es una causa para las desapariciones.
La PNC en su informe aclara que los casos en que la víctima tenía alguna vinculación a maras, es preliminar y que con las futuras investigaciones el dato puede variar.