Las autoridades buscaban el martes a dos buzos que desaparecieron en el Pacífico colombiano, mientras que otras tres personas que fueron rescatadas de la misma expedición esperaban encontrarse en la jornada con sus familiares, entre ellas un australiano.
Los náufragos son los buzos Erika Díaz y Carlos Enrique Jiménez, quienes llevan seis días desaparecidos en un sector de la isla de Malpelo.
El miércoles pasado, Carlos Enrique Jiménez y otros dos buzos se internaron «en el sector de Malpelo y las condiciones climáticas allá son muy variables… Lo que nos dicen los rescatados es que los tomó una corriente… y los metió mar adentro… Tengo entendido que en el barco iban 16 personas, pero en la inmersión eran cinco», dijo a la AP Alvaro Jiménez, hermano de Carlos Enrique.
El barco «María Patricia» tiene capacidad para entre 45 y 50 personas.
El hermano del náufrago añadió que «el barco no se volteó. Simplemente ellos bajaron sobre las cuatro de la tarde a hacer la última inmersión. Bajaron del barco a la lancha a bucear normalmente. Tengo entendido que estando en el fondo los cogió una corriente y los corrió del sitio donde ellos tenían que salir. Cuando salieron a la superficie la lancha no estaba o ellos no estaban en el sitio acordado».
Entre los tres rescatados hay un ciudadano de origen australiano llamado Peter Morse, dijo el contraalmirante Pablo Guevara, comandante de la Fuerza Naval del Pacifico.
El militar agregó telefónicamente que 120 personas están tratando de encontrar a los dos náufragos. Los rescatados fueron visualizados por una aeronave estadounidense.
«Sabemos que (Díaz y Jiménez) están juntos. Son buzos profesionales. A Erika Vanesa la están esperando sus hijos y va a llegar pronto a casa. Su esposo también la está esperando», sostuvo Jorge Arias, casado con Erika Díaz.
En su concepto, la isla de Malpelo es el sueño de todo buzo por su impresionante fauna marina. «Creo que es de las más grandes del mundo», observó.
Según dijo Álvaro Jiménez, su hermano de 52 años era técnico electrónico y hace varios años dejó la profesión para dedicarse de lleno al buceo. Su esposa se llama Angélica y no tienen hijos.
Se espera que sobre las una de la tarde hora local (1800 GMT) los sobrevivientes lleguen al puerto de Buenaventura, también sobre el Pacífico.