La tormenta tropical Newton se fortalecía este lunes en el Pacífico mientras se acercaba al turístico Cabo San Lucas, en el noroeste de México, luego de haber provocado lluvias torrenciales que causaron inundaciones y deslaves en Guerrero (sur) que dañaron casas y escuelas.
Hacia las 15H00 GMT, Newton se desplazaba rumbo nor-noroeste a 24 km/h con vientos sostenidos de 60km/h y rachas de hasta 95 km/h, indica el último reporte del Centro Nacional de Huracanes (NHC) estadounidense.
Según la institución, el fenómeno se localizaba unos 285 km al oeste del puerto de Manzanillo, Colima, y unos 520 km al sureste de Cabo San Lucas, en Baja California Sur (noroeste), ambos localidades muy turísticas.
El NHC prevé que Newton siga cobrando fuerza y que «se convierta en huracán el martes«, cuando impacte en la península de Baja California Sur.
El Servicio Meteorológico Nacional de México advirtió sobre oleaje elevado de hasta tres metros y un mayor potencial de lluvias que podrían causar deslaves, desbordamiento de ríos e inundaciones en estados de la costa centro y norte del Océano Pacífico.
Durante el fin de semana, las lluvias causaron inundaciones y deslaves que provocaron daños a más de 70 viviendas y escuelas del estado de Guerrero (sur), mientras que en el turístico puerto de Acapulco unas 200 personas quedaron atrapadas en un fraccionamiento por los anegamientos que alcanzaron los 60 cm de altura.
La zona fue evacuada por agentes de la Policía Estatal mediante un helicóptero, informó el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores.
Algunos de los pobladores fueron llevados a un refugio temporal pero otros se rehusaron a abandonar sus viviendas.
Por otro lado, también en Guerrero, se registraron 33 derrumbes y deslizamientos de rocas en distintos tramos carreteros interestatales y las lluvias ocasionaron el colapso de una céntrica calle de Acapulco donde cayó un automóvil particular y resultaron heridos sus tres pasajeros.
En septiembre de 2014, el balneario de Los Cabos, favorito de muchos turistas estadounidenses, sufrió el embate del huracán Odile, que dejó seis muertos y millonarias pérdidas materiales.
Y en septiembre de 2013, el azote casi simultáneo de los huracanes Ingrid y Manuel dejó 157 muertos en Guerrero, de los cuales una cincuentena fueron personas que quedaron sepultadas por un deslave en el pueblo cafetalero de La Pintada.