La fiscalía del estado de México, una región con altos índices de violencia, informó el miércoles que ha exhumado los restos humanos de al menos 10 personas de un antiguo pozo de agua donde no descarta que pudiera haber aún más cadáveres.
Del fondo del pozo, de una profundidad de 30 metros, han sido extraídas doce bolsas de plástico llenadas por los peritos con «restos óseos y prendas de vestir, así como también algunos restos de tejidos blandos», dijo en conferencia de prensa Alejandro Jaime Gómez.
El pozo abastecía a una estación de ferrocarril del municipio de Huehuetoca (a 87 km de la Ciudad de México) ahora abandonada, y en los últimos años ha sido usado como basurero.
Los restos encontrados fueron arrojados «por lo menos hace seis meses, por lo que ya cuentan con un alto grado de descomposición», precisó el fiscal.
El macabro hallazgo fue hecho por trabajadores del gobierno local durante labores de limpieza del pozo para convertir las antiguas instalaciones de la estación de ferrocarril en un parque y museo.
El primer reporte que hicieron los trabajadores fue a mediados de julio, y desde entonces no han cesado los descubrimientos de restos humanos.
En el fondo del pozo «también han sido hallados un par de túneles (…) no descartamos la posibilidad de que por ser un medio acuoso, un medio húmedo, alguno de los restos a lo largo del tiempo haya sido arrastrado en estos túneles», dijo Gómez.
Hasta el momento, el fiscal calcula que los restos corresponden a «entre 10 y 12 personas», una con impacto de arma de fuego.
El hallazgo de fosas clandestinas en México se ha vuelto algo habitual desde la militarización de la guerra contra las drogas hace una década, pero hasta el momento no hay registros de cuerpos hallados en algún pozo.
Apenas el 13 de agosto, madres que buscan a sus hijos desaparecidos aseguraron haber hallado 28 fosas clandestinas con aproximadamente 40 cadáveres durante la brigada de búsqueda que realizan desde el 1 de agosto en el estado de Veracruz (este), ante la inacción de las autoridades.