Una ola de ataques perpetrados el miércoles por rebeldes curdos contra policías y soldados en el sudeste de Turquía dejó por lo menos 12 muertos en momentos en que el país continúa estremecido por el reciente intento de golpe de Estado.
Los rebeldes del Partido de Trabajadores del Curdistán (PKK, por sus siglas en curdo) lanzaron ataques simultáneos con bomba hacia vehículos de policía en la ciudad de Diyarbakir y el poblado de Kiziltepe, lo cual derivó en ocho muertos, mientras que cuatro soldados perdieron la vida al sufrir otro ataque cerca de la frontera con Irak horas antes.
El atentado en Kiziltepe fue provocado por una bomba colocada a la vera del camino que estalló mientras un camión de la policía pasaba por allí. Tres personas murieron y cuando menos 25 resultaron heridas, incluidos al menos cinco niños con edades de entre 2 y 5 años, dijo un funcionario, que habló a condición de preservar el anonimato de acuerdo con regulaciones del gobierno.
Al mismo tiempo, un coche bomba contra policías en una parte histórica de la ciudad de Diyarbakir dejó a cinco civiles muertos y 12 heridos, indicó la gobernación del mismo nombre. El estallido ocurrió en un retén de seguridad en un puente sobre el río Tigris.
Las agresiones se produjeron horas después de que un ataque, también atribuido al PKK, dejó cuatro soldados muertos y nueve heridos cerca de la frontera con Irak. La agencia de noticias Dogan reportó que el ataque fue en contra de vehículos militares y que se llevó a cabo con bombas improvisadas y con misiles lanzados desde el norte iraquí.
Los choques entre el PKK y las fuerzas de seguridad de Turquía se reanudaron el año pasado luego de que se viniera abajo un débil cese del fuego. Este partido frecuentemente agrede a policías y soldados con bombas al pie del camino o coches bomba.
Los ataques del miércoles, no obstante, se producen en momentos en que el país se recupera aún de un violento intento de golpe militar el 15 de julio que dejó al menos 270 muertos. El gobierno ha culpado del fallido golpe a partidarios del clérigo musulmán Fetula Gulen, que vive en Estados Unidos, y ha lanzado una extensa batida contra sus seguidores.
El país combate además al grupo Estado Islámico, cuyos miembros han lanzado una serie de ataques sangrientos en Turquía en el último año.
Esta semana, Cemil Bayik, el comandante del PKK, amenazó con efectuar ataques contra policías en ciudades turcas, de acuerdo con reportes de prensa.
Desde la reanudación de las hostilidades el verano pasado, más de 600 miembros de las fuerzas de seguridad turcas y miles de combatientes del PKK han muerto, de acuerdo con la agencia noticiosa estatal Anadolu. Grupos defensores de los derechos humanos dicen que centenares de civiles han muerto.
Turquía y sus aliados consideran al PKK una organización terrorista.