Desconocidos quemaron una iglesia católica y derribaron dos torres de alta tensión la madrugada del jueves en la región de La Araucanía, donde ataques similares son atribuidos a grupos que luchan por la recuperación de tierras ancestrales de indígenas mapuches.
La policía informó que un incendio arrasó con un templo católico en la comuna de Ercilla, 600 kilómetros al sur de Santiago, en una región donde al menos 16 templos católicos o protestantes han sufrido incendios intencionales en lo que va del año. En algunos atentados han aparecido panfletos en favor de la causa mapuche por la recuperación de territorios.
Cerca de la iglesia quemada se encontró un lienzo con la leyenda «Resistencia mapuche Malleco, rechazamos la mesa de diálogo«. Fue una referencia a una iniciativa de diálogo con las comunidades impulsada por el gobierno para terminar, sin éxito, con los atentados.
A un kilómetro de distancia del incendio del templo, desconocidos derribaron dos torres de alta tensión que en su caída dañaron una tercera, ocasionando un corte de energía eléctrica en zonas rurales.
Las torres fueron derribadas utilizando sierras eléctricas, dijo a la prensa el prefecto policial de Malleco, coronel Iván Bascuñan.
En la zona de La Araucanía, 700 kilómetros al sur de Santiago, los mapuches viven en medio de la pobreza, divididos en comunidades, donde la mayoría acepta la política oficial de reparto de pequeñas porciones de tierra para la agricultura de subsistencia, mientras se estima que unas 200 comunidades luchan, incluso con acciones violentas, por la devolución de las extensas tierras de sus antepasados y que hoy están mayoritariamente en manos de empresas forestales.
Los mapuches son la mayor etnia chilena, con casi un millón de personas. Habitaban un extenso territorio a la llegada de los españoles en el siglo XV, cuyo dominio resistieron por 300 años, hasta que el Estado chileno usó las armas para arrinconarlos hacia el sur. Luego fueron despojados de extensos terrenos mediante el engaño o comprándoselos en cifras irrisorias luego de emborracharlos, según varios historiadores.