El autor confeso de la masacre en un centro de discapacitados en Japón, en la que murieron 19 personas, dijo a la Policía que cometió el crimen para hacer felices a todos, según fuentes de la investigación citadas hoy la cadena pública NHK.
El presunto responsable de la matanza, Satoshi Uematsu, que fue trabajador de la residencia, indicó a las fuerzas de seguridad que creía que todo el mundo sería feliz si llevaba a cabo el ataque, después de que compañeros le dijesen que consideraban que cuidar a los discapacitados era duro, aunque para él no era así.
El joven de 26 años irrumpió en la madrugada del pasado martes en una residencia de discapacitados psíquicos de la localidad de Sagamihara (prefectura de Kanagawa, a unos 50 kilómetros al oeste de Tokio) y tras inmovilizar al personal de guardia atacó a sus ocupantes a cuchilladas mientras dormían.
El ataque se prolongó unos 50 minutos y durante ese tiempo acabó con la vida de 19 internos e hirió a otros 26 (de los cuales cuatro se encuentran en coma), del total de 149 discapacitados que residían en las instalaciones, según detallaron fuentes policiales.
El presunto autor eligió como víctimas a algunos de los internos del centro con mayor grado de discapacidad, según el propio relato de Uematsu, que se entregó en una comisaría próxima a la residencia llevando consigo tres de los cuchillos empleados en el asalto.
Otro de los últimos detalles sobre la investigación en ver la luz ha sido la ruta que Uematsu siguió antes de llegar a dependencias policiales, que incluyó una parada en una tienda 24 horas para comprar dulces.
El presunto autor de la matanza utilizó un billete manchado de sangre para comprar, entre otros productos, un pepito de chocolate que la policía encontró a medio comer en su coche -estacionado en el aparcamiento de la comisaría- después de que se entregara, según informaciones recogidas por el diario Asahi.
Los agentes están investigando los movimientos de Uematsu tras la masacre y examinando los vídeos de seguridad del local.