La mayoría de los casi 20.000 evacuados por un incendio fueron autorizados para regresar a sus casas. Sin embargo, los bomberos aún tienen mucho trabajo por delante el martes para doblegar al incendio masivo que amenaza el noroeste de Los Ángeles.
A los 3.000 bomberos que trabajan en las montañas y cañones les espera una semana de temperaturas de más de 38 grados centígrados (100 Fahrenheit). Equipos nocturnos aprovecharon la temperatura fresca y los vientos ligeros, un día después de que el siniestro creció levemente a cerca de 142 kilómetros cuadrados (55 millas cuadradas).
Residentes de dos vecindarios que siguen en peligro no pudieron regresar a sus casas, dijo el Servicio de Bosques.
El incendio que comenzó el viernes ha quemado 18 viviendas y avanzado rápidamente por maleza que no había ardido en décadas.
Laurent Lacore fue una de las evacuadas el sábado, la última de su familia de cuatro personas en evacuar mientras las llamas se acercaban a su casa.
«Las llamas estaban atrás de nuestro patio trasero», dijo.
Lacore también fue uno de los autorizados a regresar el domingo. Sin embargo, cuando casi llegaba a su casa, le dijeron que otra vez había viento y llamas y no podía ir.
Regresó el lunes por la noche, encantado de ver la casa, todo en su sitio y a salvo. Pudo ver una línea roja hecha por la sustancia química usada contra incendios, que un helicóptero había lanzado para detener el avance de las llamas.
«Todo está bien», dijo. «Incluso los árboles están aquí».
Los bomberos salvaron unas 2.000 casas en los primeros tres días del siniestro, dijo John Tripp, subjefe del Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles.
A unos 483 kilómetros (300 millas) al noroeste, el incendio quemó 20 casas y amenazó a otras 1.650 en la región de Big Sur, en la costa central. El siniestro ardió en 65 kilómetros cuadrados (25 millas cuadradas), aunque los bomberos progresaron el lunes y lo habían contenido en 10%.