Un cuidador del cementerio de la ciudad argentina de Necochea asesinó el jueves a machetazos a su exesposa, tres de sus hijos y a un vecino que intentó detenerlo y luego se quitó la vida.
Analía Duarte, fiscal general de Necochea, situada 511 kilómetros al sur de Buenos Aires, dijo al canal de cable Todo Noticias que «no hay antecedentes… de este grado de violencia con esta cantidad de víctimas» en esa ciudad balnearia.
La policía informó que Roberto Vecino, de 57 años y cuidador del cementerio municipal, se presentó en la casa de su ex esposa Marta Esther Curutchet, de 52 años, a la que agredió mortalmente con un machete. Luego asesinó en la misma vivienda a sus hijas Rosa Vecino, de 22 años, y Etelvina Vecino, de 19.
Poco después el hombre hirió mortalmente a su hijo Roberto Vecino, de 24 años, quien había intentado huir de su padre y cayó muerto a unos 100 metros de la casa. Horacio Córdoba, un hombre de 70 años que pasaba con su automóvil por el lugar, intentó impedir el último ataque pero también fue asesinado.
Mirta Ciancio, la fiscal del caso, dijo en tanto que Pablo Luis Curutchet, cuñado del agresor, fue testigo de los hechos de violencia en la vivienda. Antes de que se produjera la masacre escuchó una discusión entre Vecino y su exesposa y luego vio parte de las agresiones del hombre a dos de sus hijos.
«El cuñado pudo salir del lugar y llegar a casa de un vecino» desde donde llamó a la policía, relató Ciancio. «Describió un machete de 50 centímetros de hoja» como el arma que usó el agresor, indicó.
La policía intentó detener a Vecino, que logró herir a un agente antes de encerrarse en un galpón cercano a la vivienda donde se ahorcó.
La fiscal indicó que Curutchet y su exmarido, que residía en una vivienda adyacente a la casa familiar, «tenían discusiones frecuentes» y que la mujer nunca hizo denuncias por maltrato. El hombre no tenía antecedentes penales.
Daniela Vecino, hija del agresor que se fue de la vivienda familiar a los 16 años, explicó al canal de cable C5N que su padre era un violento que pegaba habitualmente a sus hijos con una manguera. «Mi madre le tenía terror», contó la mujer, que puntualizó que la pareja recompuso la relación en varias ocasiones y «nunca sabías cómo estaban».
«No pasó esto antes no sé por qué. Me despegué, me junté con el padre de mis hijos y me fui… mis hermanas siempre volvieron», dijo.
Curutchet y Vecino eran asimismo padres de un niño de 10 años que en el momento de los hechos estaba en el colegio.
Otra masacre similar ocurrió en 1992 cuando el odontólogo Ricardo Barreda, de la ciudad de La Plata, mató a escopetazos a la esposa, sus dos hijas y a su suegra. Fue condenado a cadena perpetua pero obtuvo la libertad condicional por buen comportamiento.