Presuntos islamistas armados con bombas y machetes mataron a tres personas este jueves, en un ataque cometido durante una congregación de fieles que celebraban el final del ramadán en el norte de Bangladés.
Dos policías y una mujer murieron en las explosiones y el tiroteo ocurridos cerca de un lugar de oración, donde estaban congregadas al menos 250.000 personas en el distrito de Kishoreganj, indicaron la policía y medios locales.
El ataque se produjo días después de un asalto del grupo Estado Islámico en un restaurante del barrio diplomático de Daca, donde fueron masacrados 20 rehenes a machetazos.
Este jueves, un asaltante murió a tiros y cuatro cómplices fueron detenidos, después que los yihadistas lanzaran explosivos hacia un puesto de control de la policía.
«Dos policías, un atacante y una mujer herida durante el tiroteo murieron», dijo a la AFP el portavoz de la policía nacional, A.K.M. Shahidur Rahman.
«Nueve policías resultaron heridos. Se encuentran en estado crítico, y fueron llevados a un hospital militar de Daca», añadió.
«Nos lanzaron bombas y replicamos con disparos. Hubo un tiroteo y volvieron a tirarnos más bombas», explicó a la AFP Tofazzal Hosain, un responsable de la policía de este distrito del norte del país.
Azimuddin Biswas, administrador del distrito, precisó a la AFP que el ataque se produjo en los locales de una escuela cercana, y no en el lugar donde los fieles musulmanes celebraban el Eid al Fitr, la fiesta de fin del ramadán.
«La reunión de fieles no se vio afectada por los enfrentamientos», dijo.
El encuentro en Kishoreganj es de lejos la mayor reunión de este tipo en Bangladés, un país de mayoría musulmana con 160 millones de habitantes.
De momento ningún grupo reivindicó el ataque, que se produce después de que la organización Estado Islámico matara a 20 rehenes y dos policías en un asalto a un restaurante del barrio diplomático de Daca, la noche del viernes al sábado.
Todas las víctimas, entre las que había 18 extranjeros, murieron a machetazos.
Estado de alerta
Bangladés se encuentra en estado de alerta desde el ataque del viernes en Daca, y en las celebraciones del Eid al Fitr muchos imanes hicieron un llamamiento por la paz.
«Alá, protege nuestro país y nuestros niños de los males del terrorismo», dijo el imán Mohamad Sadequl Islam en una reunión de 5.000 fieles en el barrio de Mahakhali en la capital. Muchos de esos fieles estaban llorando durante las oraciones.
En la capital, el mayor servicio religioso con motivo del fin del ramadán reunió a más de 50.000 personas.
La policía llevó escáneres y perros para detectar bombas, y los asistentes, a los que no se permitió llevar bolsas, tuvieron que esperar una hora antes de poder entrar al recinto donde se celebró el servicio religioso.
Bangladés afronta además desde comienzos de año una ola de asesinatos de intelectuales, miembros de minorías religiosas y blogueros ateos, en actos reivindicados por el EI y una rama de Al Qaida.
El gobierno se niega sin embargo a reconocer la presencia de redes yihadistas internacionales en su territorio, y atribuyó el ataque de Daca a un grupo islamista local ilegalizado desde hace unos diez años.
El pasado mes, las autoridades lanzaron una amplia redada contra los yihadistas locales y detuvieron a más de 11.000 personas. Según los detractores del ejecutivo, las detenciones fueron arbitrarias o buscaban reducir al silencio a opositores políticos.