Aún temblorosa, Manzura Borbieva, señala hacia el río que atraviesa la pequeña ciudad de Vahdat en Tayikistán, donde se ahogó su colega de 21 años con su bebé. «Fue ahí donde saltó», cuenta a la AFP.
La joven madre, Maftnuna Rakhmonova, trabajaba con ella en el mercado de Vahdat, ciudad cercana a la capital, Dusambé, hasta su suicidio en abril.
«Le gritamos que al menos salvara al bebé, pero ella no escuchó», recuerda Borbieva. «Ella nos dijo llorando: Sea cual sea mi destino, también lo será para mi hijo».
El cuerpo del bebé de tres meses fue arrastrado por la corriente del río y nunca se encontró.
El ahogamiento de Maftnuna es el último de una serie de suicidios de jóvenes madres tayikas con sus hijos, que han conmocionado a la población de este país de Asia central.
En febrero, una mujer de 25 años saltó de un puente con sus cuatro hijos. Cuatro meses antes, una madre de 30 años, que ahogó a sus tres hijos y se salvó por poco de la muerte, fue condenada a 18 años de prisión.
En total, 325 suicidios y tentativas de suicidios de mujeres en 2015 en el país, indicó a la AFP un portavoz del ministerio tayiko, negándose a dar las estadísticas del año anterior.
Violencia conyugal
Las mujeres tayikas, casadas muy jóvenes y enviadas de inmediato a casa de sus maridos, sufren malos tratos por parte de su familia política, de la cual dependen totalmente.
Pudo ser esta la razón por la cual Maftnuna saltó al río con su hijo, afirma su abuela Harimbibi, de 59 años.
Su familia política «le pegaba casi todos los días», asegura. Agrega que la habían obligado a vender su ajuar y sus alhajas de oro, para que su marido y su cuñado pudieran comprar boletos de avión para ir a Rusia.
Mientras los familiares de la joven madre atribuyen su acto desesperado a los malos tratos que recibía, su colega Manzura Borbieva asegura que el drama fue causado por la difícil situación económica de su marido.
«Nuestros maridos no encuentran trabajo para alimentar a sus familias numerosas y eso da lugar a pleitos en el hogar», explica mientras los vendedores del mercado se acercan para escucharla hablar.
«Así es nuestro Tayikistán«, agrega tristemente.
Maridos en casa
El aumento de la crisis económica que azota al país ha tenido consecuencias sociales dramáticas para un gran número de habitantes.
Tayikistán es el país más dependiente del dinero que envían los emigrantes, según el Banco Mundial. Los flujos monetarios disminuyeron dos tercios en 2015 a causa de la crisis económica rusa, originada por la caída de los precios del petróleo y las sanciones occidentales contra Moscú por su participación en el conflicto ucraniano.
Tayikistán es muy dependiente de la economía de Rusia, donde trabaja cerca de la mitad de su población masculina, principalmente en el sector de la construcción.
Pero desde enero de 2014, el somoni, la moneda nacional del país, perdió 40% de su valor frente al dólar y el gobierno tayiko tuvo que solicitar ayuda a instituciones financieras internacionales para mantener a flote su sistema bancario.
«Si anteriormente nuestros problemas sociales estaban ligados al hecho de que los hombres se iban al extranjero y pasaban largos periodos sin ver a su familia, ahora el problema es que se quedan es sus hogares sin ganar dinero», explica Alla Kuvatova, quien está al frente de la ONG Women With Higher Education.
«La violencia contra las mujeres aumenta. De manera general el nivel de agresividad y de crueldad en la sociedad va en aumento», asegura.