Rusia empezó el miércoles a normalizar sus relaciones con Turquía tras meses de grave crisis diplomática provocada el año pasado, cuando un caza ruso fue abatido por la aviación turca en la frontera con Siria.
La mejora de las relaciones entre los dos países, tras meses de intensos ataques dialécticos, se produce después de que el lunes, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, enviara una carta a su homólogo ruso, Vladimir Putin, para apaciguar la tensión.
Esa actitud permitirá «reanudar el trabajo común sobre los problemas regionales e internacionales», reconoció el Kremlin en un comunicado.
Este miércoles, Putin y Erdogan hablaron por teléfono por primera vez desde el inicio de la crisis, y decidieron mantener un próximo encuentro, probablemente en el G20 que se celebra en China a principios de septiembre.
La primera señal de distensión se produjo de inmediato. Putin, ordenó levantar las sanciones contra Turquía en el sector turístico e iniciar la «normalización» de las relaciones comerciales entre ambos países.
«Me gustaría comenzar por las cuestiones relacionadas con el turismo (…). Levantamos las restricciones administrativas en este ámbito» contra Turquía, declaró Putin en una reunión del gobierno ruso.
«Pido al gobierno que comience el proceso de normalización del comercio y de nuestras relaciones económicas«, prosiguió.
Tras el derribo del avión ruso, Moscú adoptó medidas de represalia, esencialmente comerciales, contra Turquía. Entre ellas, un embargo a la importación de frutas y verduras turcas y la prohibición para las empresas rusas de contratar trabajadores turcos.
Furioso, el gobierno ruso también restableció desde el 1 de enero de 2016 los visados para los turcos, prohibió los vuelos chárter hacia Turquía y la venta de viajes hacia este país por parte de los turoperadores rusos, con lo que asestó un duro golpe al sector del turismo de Turquía.
La crisis provocó también que el proyecto de gasoducto TurkStream fuera aplazado. Este gasoducto debía hacer llegar el gas ruso hasta Europa a través del territorio turco, evitando Ucrania, principal país de tránsito gasífero, escenario en el este de un conflicto armado entre fuerzas ucranianas y rebeldes prorrusos.
Justo antes de llamar a su homólogo turco, Putin expresó sus condolencias al pueblo turco tras el triple atentado en el aeropuerto internacional de Estambul, donde murieron 41 personas y otras 239 resultaron heridas.
Esta conversación telefónica calificada de «muy productiva y muy positiva» por Ankara fue el primer contacto directo entre Putin y Erdogan desde que en noviembre del 2015 muriera un piloto ruso tras ser abatido su caza por la aviación turca, sobre la frontera sirio-turca.
Turquía afirmó que el avión entró en su espacio aéreo e ignoró varias advertencias, lo que Rusia negó.
Este incidente, calificado «de puñalada en la espalda» por el presidente ruso, provocó esa aguda crisis entre los dos países, que se añadió a sus divergencias sobre el conflicto en Siria. Rusia da claramente su apoyo al presidente sirio Bashar Al Asad, mientras que Ankara desea su caída y ha alentado a los grupos rebeldes que luchan contra su régimen.