El olor a marihuana y el efecto de otras drogas ya no les resulta extraño a los alumnos de algunas escuelas y colegio públicos o privados de Honduras, debido a que las redes del narcomenudeo han montado en estos sitios un lucrativo negocio.
Cada día, los maestros emprenden una lucha con los estudiantes, para evitar el consumo de drogas y la comercialización de estas en las instalaciones educativas. Sin embargo, las artimañas que utilizan quienes las venden terminan burlando las medidas de seguridad.
Una maestra de un instituto capitalino, que prefirió no ser identificada, confesó que los alumnos llegan desorientados, con los ojos rojos, y muchas veces hasta agresivos a clase y uno sabe que han consumido alguna droga, pero es peligroso decirles algo.
Se presume que integrantes de pandillas están detrás de la venta de drogas y utilizan a los mismos estudiantes, ya sea ofreciéndoles drogas, dinero, o bajo amenazas, para introducirla y venderla a escondidas en los pasillos, y hasta en las mismas aulas.
Según relatan algunos maestros, los vendedores envuelven los estupefacientes en bolsitas, con pesos de una o dos onzas, y las meten en empaques de caramelos, ocultándolas en las mochilas, meriendas y hasta por debajo del uniforme, para no ser identificados.
Fuentes entrevistadas indicaron que la bolsita con cannabis cuesta alrededor de 20 lempiras. Con esa cantidad los jóvenes pueden armar hasta dos puros, usando las hojas de sus cuadernos, y muchas veces se los fuman en grupo.
En menos proporción compran la cocaína, ya que el precio de la punta no baja de 150 ó 200 lempiras, mientras que las piedras de crack, que las empacan en blíster de pastillas, se venden a un precio que oscila entre los 50 y 100 lempiras.
Estudios del Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (Ihadfa), revelan que en Honduras el 14.7 por ciento de los jóvenes menores de 20 años ha consumido marihuana al menos una vez en su vida.
Mientras que el 6.6 por ciento ha probado la cocaína y en menor cantidad utilizan drogas sintéticas como el crack, que es el más común y accesible para jóvenes de todos los estratos sociales.
El vocero de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), teniente coronel Santos Nolasco, indicó que en los centros de educación se ha detectado que los estudiantes consumen más marihuana y la adquieren mediante bandas criminales que se acercan captando a los alumnos para que la distribuyan.
Incluso, han recibido denuncias de casos extremos que indican que hay padres de familia que están enviando a los hijos a vender las drogas, matriculándolos en el colegio solo para que ejerzan este ilícito negocio.
Las drogas que hemos detectado en los centros educativos son el tabaco, alcohol, marihuana, piedra crack y en menos cantidad cocaína, esta es poca porque es más cara y los jóvenes no portan mucho dinero, precisó.