Una joven sube a un abarrotado vagón de metro en la ciudad de Nueva York. Conforme se suman más pasajeros, un hombre se acerca y empieza a frotar su entrepierna contra ella. La mujer sabe lo que está ocurriendo, pero el tren está tan lleno que no puede apartarse.
Es una situación que según la policía se produce cientos de veces al año bajo la ciudad más grande del país. La ocupación del metro está subiendo y se acerca a máximos históricos con una media de 5,6 millones de pasajeros diarios. Al mismo tiempo aumentan los reportes de delitos sexuales, casi un57%.
Sin embargo, la policía señala que eso no significa necesariamente que se estén produciendo más incidentes lascivos o de manoseo. En cambio, atribuyen el aumento de reportes a una campaña organizada por la Autoridad Metropolitana de Transportes para instar a los pasajeros a denunciar los delitos sexuales, que incluye carteles y anuncios automáticos por megafonía en las estaciones de metro, un sitio web para que las víctimas documenten los encuentros y una nueva aplicación para celular que ayuda a enviar fotografías de los responsables en el acto.
El jefe Joseph Fox, que dirige la Oficina de Tránsito del Departamento de Policía de Nueva York, explicó que la campaña está reforzada por más agentes de civil, en muchos casos mujeres, que vigilan expresamente los casos de actitud lasciva en el metro, así como por más garantías de que las quejas se tomarán en serio.
«Más gente se siente empoderada para denunciar incidentes que antes habrían ignorado», dijo Debjani Roy, subdirector de Hollaback!, un grupo activista que reúne testimonios sobre acoso callejero. «Cada día oímos historias de personas que fueron manoseadas o agarradas, de indecencia pública en el metro«.
Entre mediados de 2015 y mediados de 2016 se registraron 431 denuncias de delitos sexuales en el metro, desde actos lascivos a tocamientos no deseados, afirmó la policía, en comparación con las 275 del año anterior. También hubo 72 detenciones más por estos delitos que en el año anterior.
Estas cifras palidecen en comparación con otros sistemas de transporte en países como Japón, donde casi el 64% de las mujeres en la veintena o la treintena dijeron haber sufrido tocamientos en trenes o estaciones de transporte, o India, donde el problema ha llevado a reservar vagones para mujeres.
Pero fueron suficientes como para provocar la indignación del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que envió una carta a la agencia municipal de transportes pidiendo que tome todas las medidas que pueda para aumentar las patrullas y trabajar con la policía para «perseguir esta clase de comportamiento depravado».
La semana pasada, Natasha Huang-Smith actuó como su propia detective en la estación de metro de la calle 42, donde encontró a un hombre que se masturbaba en el andén mientras la miraba. Ella fingió estar enviando mensajes de texto con su celular, pero en realidad grabó al hombre en el acto, una prueba que dio a la policía además de compartirla en su página de Facebook.
La policía pudo detener al hombre al día siguiente. Se ha declarado no culpable.
«Al principio pensé ‘olvídalo, no merece la pena’, pero después pensé en ello», comentó Huang-Smith. «La gente piensa que eso es parte de la vida en Nueva York. No lo es».