Pobladores de las cercanías del Volcán Santiaguito reportaron este viernes una fuerte explosión, que produjo una columna de ceniza que alcanzó al menos cinco mil metros de altura.
La Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) informó que las aldeas afectadas por la caída de finas particulares de ceniza son San Marcos Palajunoj, Loma Linda y fincas de El Palmar, Quetzaltenango.
En Xela, usuarios en las redes sociales reportaron un retumbo y después observaron la columna de ceniza que causó alarma en la población.
Víctor Quintanilla, de La Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred), indicó que están monitoreando las áreas cercanas al Volcán y recomendó que se mantengan cubiertos los alimentos y recipientes con agua para consumo humano, así como proteger sus vías respiratorias.
El desplazamiento de la ceniza alcanzaría los 60 kilómetros, ya que actualmente el viento tiene dirección oeste y podría afectar a algunas comunidades de Suchitepéquez.
El Volcán tenía aproximadamente 15 días de no tener una actividad de esta magnitud y los vecinos se alarmaron, sin embargo, no se ha reportado alguna emergencia, expresó Quintanilla.
La Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) detalla que durante este año se han registrado 58 fases eruptivas del Volcán Santiaguito, la primera de este mes.
437 sismos durante 2016 en Guatemala
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) tiene 28 estaciones instaladas.
El territorio tiene influencia de tres placas tectónicas: la de Cocos, en el océano Pacífico; la Norteamericana y la del Caribe. Además, fallas grandes como la del Motagua, Jalpatagua, Chixoy-Polochic y Jocotán-Chamelecón.
Son tres piezas de la tierra que se mueven, una respecto de las otras. En el Pacífico, la de Cocos está moviéndose debajo del continente. Esto ha sido así por millones de años y probablemente lo seguirá siendo. Es el principal foco de actividad sísmica, por eso la continuidad en el sur del país, explicó el geofísico Pablo Castellanos, del Insivumeh.
El experto aseguró que los pobladores pueden estar tranquilos porque la actividad sísmica está en lo normal y los temblores no han sido tan fuertes y han liberado energía para hacerse sensibles. Como las placas continuamente están en movimiento, si tenemos este tipo de sismos es buena señal porque la energía se está liberando. Si la energía se acumula, puede haber eventos más grandes, aunque no estamos exentos de que ocurra uno más grande, reveló el geofísico, quien añadió que no se puede decir que la sensible continuidad de los temblores es premonición de algo más grande.
Los eventos sísmicos en el departamento de Guatemala son relativamente escasos, reconoce el Insivumeh, y aunque las personas los sienten, muchas veces el origen no está en esta área.
La mayoría de los casos son en la falla de Jalpatagua o la de Cocos, indicó Castellanos.
El martes pasado, un temblor de 4.5 grados en escala de Richter alarmó a los capitalinos. El epicentro se registró a 16.4 kilómetros al suroeste de la ciudad y tuvo origen en la parte final de la falla de Jalpatagua, cerca de la caldera del Lago de Amatitlán, con una profundidad de cuatro kilómetros.
Siempre hay eventos en alguna parte del territorio. Sucede como una especie de efecto dominó, pues en lugar de crearse donde están las placas, ocurren en otros lugares donde están las llamadas fallas y el terreno es discontinuo, explicó Castellanos.
Desde el lunes último hasta ayer, el Insivumeh tenía registros de 16 sismos; los últimos dos de mayor magnitud se reportaron el miércoles, de 5.2 y 4.3, ambos en escala de Richter.