Una de las dos cajas negras del Airbus A320 de EgyptAir fue hallada el jueves en el Mediterráneo, casi un mes después del siniestro, y su análisis podría contribuir a esclarecer las causas de la catástrofe.
El grabador de voz «fue hallado en trozos», según un comunicado de la comisión de investigación egipcia. Pero los investigadores pudieron «recuperar la parte que contiene la memoria del aparato, y que es la parte más importante del grabador», según el texto.
Esta caja negra, que funciona como un magnetófono, suele contener hasta dos horas de conversación. Incluye las voces del comandante de vuelo y del copiloto, las comunicaciones entre la cabina, el jefe de cabina y los auxiliares de vuelo e incluso los ruidos de fondo en el avión.
La fiscalía egipcia ordenó entregar la caja negra a un comité técnico «para recuperar y analizar las conversaciones», según el comunicado.
Este importante hallazgo fue posible gracias al equipo del «John Lethbridge», un barco de la compañía francesa Deep Ocean Search (DOS).
Sólo el análisis de los registradores de vuelo puede ayudar a comprender «el encadenamiento de los hechos que condujeron a este trágico accidente», había asegurado el jueves el constructor europeo Airbus en un comunicado, antes de encontrar una de las cajas.
El miércoles por la noche, la comisión de investigación había anunciado el hallazgo de restos de la cabina en el fondo del Mediterráneo.
Estos restos se localizaron gracias a las fotografías de un robot submarino en la zona del litoral egipcio donde, en la madrugada del 19 de mayo, se estrelló el avión que volaba de París a El Cairo con 66 personas a bordo.
«Por ahora no se trata más que de pequeños fragmentos del aparato, que el robot encontró ayer (miércoles) por la noche durante la operación de rastreo que efectúa», explicó a la AFP una fuente próxima a la investigación que pidió mantener el anonimato.
La búsqueda se lleva a cabo a unos 290 km al norte del litoral egipcio, entre Creta y Egipto, a una profundidad de unos 3.000 metros como máximo, según los investigadores.
¿Un accidente?
Inicialmente Egipto barajó un atentado. Siete meses antes había estallado una bomba a bordo de un chárter que despegó de la localidad turística de Sharm el Sheij con 224 ocupantes, en su mayoría turistas rusos. El atentado fue reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI).
Con el tiempo cobró fuerza la hipótesis de un accidente técnico, debido a la ausencia de reivindicación y sobre todo a los fallos registrados a bordo del aparato antes de que cayera al mar.
El vuelo MS804, que despegó de París el 18 de mayo poco después de las 23H00, desapareció de los radares a una altitud de 11 km sobre el Mediterráneo cuando acababa de entrar en el espacio aéreo egipcio.
Justo antes de la desaparición, y durante dos minutos, el sistema de transmisión de datos automática había indicado la activación de diez alarmas a bordo. Señalaban la presencia de humo en la carlinga, en un aseo y bajo la cabina de pilotaje, e informaba de una avería en el ordenador encargado de los mandos.
La comisión de investigación egipcia, respaldada por investigadores franceses y expertos de Airbus, confirmó el lunes que el aparato efectuó un giro de 90 grados a la izquierda y después de 360 grados a la derecha, probablemente antes de estrellarse.
Transportaba a 40 egipcios, incluida la tripulación, y 15 franceses, así como dos iraquíes, dos canadienses, y ciudadanos de Argelia, Bélgica, Reino Unido, Chad, Portugal, Arabia Saudita y Sudán.
El 1 de junio, el buque de la marina francesa «Laplace» detectó señales de la baliza de una de las dos cajas negras, pero por el momento no ha logrado localizarla. El «John Lethbridge» llegó a la zona el 10 de junio.
Las baterías de las balizas de los registradores se agotarán el 24 de junio, según los investigadores, pero los equipos del «John Lethbridge» «permitirán casi con toda seguridad localizarlas y sacarlas a flote aunque dejen de emitir» señales, según la fuente próxima a la investigación.