El primer ministro de Francia, Manuel Valls, tachó el miércoles como «intolerable» el incidente del día anterior en el que manifestantes violentos rompieron ventanas de salas de cirugía en un respetado hospital infantil, en los márgenes de una protesta sindical.
Durante una visita al hospital Necker, Valls criticó la violencia contra el hospital, afirmó que no tiene precedentes e instó a los sindicatos a detener las protestas que iniciaron hace meses.
Las manifestaciones, en su mayoría pacíficas, contra una reforma que flexibiliza el rígido mercado laboral galo han degenerado con frecuencia en episodios violentos protagonizados por grupos pequeños.
El martes, alborotadores enmascarados lanzaron adoquines y otros proyectiles a un establecimiento y al hospital Necker. Hubo unos 30 heridos, entre agentes de policía y manifestantes.
El hospital Necker es uno de los centros pediátricos más reconocidos del mundo y recibe pacientes de muchos países que buscan operaciones avanzadas, así como tratamientos contra el cáncer y otras enfermedades.
El presidente Francois Hollande advirtió el miércoles que el gobierno podría prohibir futuras protestas callejeras si se determina que son perjudiciales para la seguridad pública.
Los comentarios de Hollande fueron remitidos por su portavoz Stephane Le Foll tras la reunión semanal del gabinete.
Cada solicitud para autorizar protestas será evaluada «caso por caso», Le Foll.
Siete sindicatos y organizaciones estudiantiles ya han convocado a protestas y huelgas para el 23 y 28 de junio en contra de la reforma laboral que actualmente está debatiendo el Senado.