Era una chica californiana linda y dulce, de ascendencia palestina, que huyó de un matrimonio arreglado y se enamoró de un hombre que años después se convertiría en el autor de la peor matanza en la historia moderna de Estados Unidos.
Se trata de Noor Zahi Salman, de 30 años, criada en un pequeño suburbio de Rodeo, en California, a unos 40 kilómetros (25 millas) al noreste de San Francisco. Se graduó en el 2004 de la Escuela Secundaria John Swett en el poblado de Crockett.
Su romance con Omar Mateen un guardia de seguridad, fisiculturista y musulmán devoto comenzó por internet, dijo un vecino, y la pareja se casó el 29 de septiembre del 2011 cerca de pueblo de ella, según registros civiles. La pareja tuvo un hijo, ahora de 3 años.
Las autoridades sospechan que la esposa de Mateen sabía de antemano de sus intenciones de perpetrar la masacre, dijo una fuente policial que está enterada del caso pero que pidió permanecer en el anonimato debido a que la investigación sigue en curso. Agregó que los agentes son renuentes a procesarla por el sólo hecho de que hay una posibilidad de que sabía con antelación sobre los planes de su esposo.
Tres individuos que se identificaron como agentes del FBI visitaron el martes el hogar donde Salman vivió cuando niña en Rodeo y hablaron con su madre, dijo Jessie Rojas, un vecino.
En Fort Pierce, Florida, donde vivían Salman y Mateen, Salman fue a la vivienda la noche del lunes, escoltada por policías y por su cuñado, para sacar ropa. No habló con reporteros. Aparte de ese momento se ha mantenido recluida.
Según registros civiles del condado Contra Costa, Salman nació en Estados Unidos y sus padres son originarios de «Palestina«.
No queda claro cuándo sus padres, que fueron testigos de la boda, llegaron a Estados Unidos, pero sus documentos de naturalización, que les permitieron quedarse en el país, fueron aprobados en 1984.
Nadie contestó la puerta en la vivienda de Salman el martes, pero sus vecinos expresaron incredulidad de que la chica pudo haber estado involucrada en la masacre.
Jasbinder Chahal, que desde hace 15 años es vecino de la casa donde Salman creció, dijo que la mujer es «muy simpática… no muy brillante, pero es muy bonita. Algunos jóvenes al graduarse de la secundaria trabajan muy duro y el mundo les pertenece. Ella se quedó tranquila y se casó».