Una joven hondureña relata sus vivencias de ultraje y violación a la que fue sometida por su aberrado padre.
La inocencia le fue arrancada de tajo por su propio padre y hoy ella ve sus sueños completamente truncados. La joven Tania Natividad Marín Rodríguez (20), fue abusada sexualmente por su progenitor, cuando apenas era una niña.
El condenable hecho sucedió hace varios años en una comunidad del municipio de Danlí en el departamento de El Paraíso.
Mi sueño siempre fue casarme por la iglesia vestida de blanco y que ahora no podrá cumplirlo, comentó entre lágrimas al recordar la barbarie de la que fue objeto.
El aberrado sexual es Miguel Ángel Marín Laínez (50), quien fue capturado el miércoles y 10 minutos después de haber ingresado al penal de Danlí fue brutalmente golpeado por los reos de la Granja Penal de esa ciudad.
Marín Rodríguez fue capturado el miércoles, acusado por matar a su hijo y violar a tres de sus hijas por varios años.
Mi papá es bolo y drogadicto, cuando estaba tomado abusaba de nosotras y mi hermano se enojaba y le reclamaba y por eso lo mató, dijo con voz temblorosa.
A mí me ponía las manos en el cuello y me decía que si gritaba me iba a ahorcar, recordó.Me amenazaba que tiraría mi cuerpo al río para que se lo comieran los zopilotes, añadió.
Mi madre cuando miraba que el abuso de mi padre, le gritaba que me dejara y él la perseguía para golpearla sin piedad, la pobre está viva de milagro, lamentó. Cuando él llegaba tomado, cada vez que podíamos, todas salíamos corriendo de la casa para escaparnos y evitar que nos violara, indicó.
Pero éste se ponía como alma que se lo lleva el diablo y nos seguía como loco hasta que cometía su objetivo. Yo suplico a las autoridades que ya lograron capturarlo que no lo vayan a dejar libre nunca, porque nos va a matar, imploró la jovencita.
Recordó entre lágrimas que desde que ella tenía 8 años su padre la abusaba sexualmente hasta que cumplió los 12 años.Yo por eso me escapé de la casa para buscar refugio donde una tía y por eso paró de abusarme, puntualizó para luego romper en llanto.