Las inundaciones devastaron regiones de Francia el miércoles, en algunas zonas las peores desde hace un siglo o más. El río Sena se desbordó, un pueblo francés fue desalojado, soldados rescataron a viajeros atrapados en una autopista inundada y se suspendió el servicio de los botes turísticos de París.
Los meteorólogos pronostican más malas noticias: se espera que el nivel del agua suba en los próximos días.
El gobierno francés presionó para que se rescataran a miles de personas atrapadas en casas o coches en pueblos de provincia, mientras turistas empapados cambiaban sus planes y cerraban sus puertas las escuelas en una región.
En dos días, los socorristas han implementado más de 8.000 operativos de rescate desde la frontera belga en el sur hasta Borgoña, dijo el miércoles el ministro de Interior Bernard Cazeneuve. No se han reportado fallecimientos.
Jordan Muller, una mujer de 25 años de Seattle que vive en París, trotaba a lo largo de la ribera del Sena a pesar del resbaloso empedrado.
«Mi ruta habitual para correr desapareció por completo», dijo.
Los carteles de los populares navíos turísticos Bateaux-Mouches decían en francés, inglés y japonés: «Debido a las inundaciones, todos los cruceros han sido cancelados».
Inusuales y fuertes lluvias han golpeado a Francia y otros países europeos en días recientes, lo que ha causado retrasos excepcionales en el Abierto de Francia y obligó a desalojar dos prisiones.
El presidente François Hollande expresó su apoyo para las víctimas de las inundaciones durante una reunión del gabinete, mientras que Cazeneuve dijo que el gobierno trabaja para proteger a las víctimas de las inundaciones y prometió pagar los esfuerzos de rescate y limpieza.
En París, la lluvia se calmó el miércoles pero se espera que continúe hasta el jueves. Autoridades municipales alertaron a residentes y turistas a tener cuidado cerca de las orillas del Sena y esperan que el río llegue a su máximo nivel el viernes.
En Alemania, las inundaciones afectaron una zona en Bavaria cerca de la frontera austriaca, en donde se inundaron pequeños pueblos y cuatro personas murieron.
Mientras tanto, los perros disfrutaban del inusual clima, al brincar felizmente en piscinas poco profundas donde antes había calles.