Catorce reclusos fallecieron en motines registrados el fin de semana en dos complejos carcelarios del estado brasileño de Ceará (noreste), informaron el lunes las autoridades.
«Las muertes ocurrieron durante los conflictos entre presos» en dos presidios, indicó a la AFP la secretaria de Justicia del estado (Sejus) en un correo electrónico. «A lo largo de este lunes, ninguna unidad registró un nuevo conflicto», añadió.
Los tumultos se iniciaron en el marco de una huelga de agentes penitenciarios que comenzó el sábado y fue levantada algunas horas después, según la prensa local.
Los fallecidos son reclusos de entre 21 y 46 años, que cumplían condenas por robo, homicidio y tráfico de drogas. Aún no fueron identificados seis cuerpos ni revelados los motivos de las trifulcas o el tipo de armas usadas en los enfrentamientos.
«Una operación de policías y agentes penitenciarios identificó un túnel» en una de las cárceles, pero «no hay confirmación de fugas», precisó la nota.
La Sejus señaló, además, que se están evaluando los daños a la infraestructura de los presidios para ser reparados e indicó que «no hubo interrupción en la entrega de agua o comida» y que se ha prestado asistencia a los familiares.
«Lamento profundamente lo que viene ocurriendo en nuestras unidades presidiarias y no mediré esfuerzos, junto con nuestras fuerzas de seguridad para que haya estabilidad en el sistema penal lo más rápido posible», dijo el gobernador de Ceará, Camilo Santana, en su cuenta en Facebook.
Santana solicitó el apoyo de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de élite conformado por policías de todos los estados del país.
En Brasil, como ocurre en toda Latinoamérica, el sistema carcelario está en crisis debido al superpoblación de las prisiones, la acción de bandas criminales, la falta de inversiones y la corrupción.