Cientos de botes recorrían las calles inundadas de la capital de Sri Lanka para llevar ayuda y rescatar a ancianos y enfermos de los techos de las casas, mientras se pronosticaban nuevas lluvias.
Las lluvias han provocado caos e inundaciones en el país, así como aludes que han obligado a miles a abandonar sus hogares.
En la capital, algunos residentes andaban con el agua hasta los hombros y llamaban desesperadamente a cualquier bote que pasara, rogando que los llevaran a tierra seca.
«Sólo tenemos la ropa que llevamos puesta», dijo Eranda Dias, un mecánico de 27 años que escapó con su madre y su esposa cuando las aguas fétidas invadieron su casa en las afueras de la ciudad.
«No sabíamos qué hacer», dijo cuando los soldados lo ayudaban a subir al bote. Su madre, maestra jubilada, temía por su pensión, ya que había perdido sus documentos.
Desde el lunes, al menos 68 personas han muerto alcanzadas por rayos, ahogadas, aplastadas por árboles caídos o enterradas por aludes, según cifras oficiales. Los aludes arrasaron con tres aldeas en el distrito de Kegalle, donde se registraron 35 muertos confirmados y cientos de desaparecidos.
El ejército reanudó las búsquedas el viernes, con pocas esperanzas de encontrar sobrevivientes. Recuperaron cuatro cadáveres y algunos restos durante el día, dijo el general Sudantha Ranasinghe, coordinador de los operativos de rescate.
El departamento meteorológico de la isla informó que se pronosticaban lluvias y marejadas todo el día, especialmente en el suroeste.
Las escuelas estaban cerradas. Cientos de miles de personas fueron evacuadas a 594 refugios.