Las autoridades chilenas decretaron el miércoles un alerta sanitario debido a que comenzaron a aparecer en la zona costera central las algas tóxicas que contaminaron severamente los mariscos del Archipiélago de Chiloé y dejaron a miles de pescadores cesantes.
«Todo indica que van a ir aumentando los niveles de presencia de toxina y es por eso que se ha tomado esta decisión», dijo en rueda de prensa el subsecretario de Salud Jaime Burrows.
La proliferación masiva de micro algas que son absorbidas por los mariscos que se alimentan de ellas, no daña al molusco, pero sí es perjudicial para el ser humano, que si lo ingiere puede sentir mareos, vómitos, diarrea, hormigueo en los labios, y desembocar en una parálisis respiratoria que lo llevará a la muerte. El fenómeno se conoce como marea roja.
La ministra de Salud, Carmen Castillo, precisó que de enero a la fecha se han registrado 14 casos de contagio de humanos con marea roja, ninguno de los cuales falleció.
El salto de la marea roja de Chiloé, 1.200 kilómetros al sur de Santiago, a la región de Los Ríos, unos 400 kilómetros más al norte, se debe a que «estamos enfrentados a un fenómeno dinámico», dijo el subsecretario de Pesca, Pedro Súnico.
La contaminación en Chiloé llevó a los pescadores artesanales a virtualmente ocupar la región al bloquear la comunicación mediante transbordadores que unen al continente con el archipiélago. Además impiden la comunicación entre las comunas de la isla con barricadas incendiarias.
Los pescadores exigen una ayuda económica del gobierno equivalente a 2.600 dólares en seis meses, pero el gobierno tras el fracaso de las negociaciones simplemente optó por depositar en cuentas de ahorro de los trabajadores 1.100 dólares y desestimar otras demandas de los afectados como becas estudiantiles y un hospital propio.
La alerta sanitaria permite mover recursos económicos con menor burocracia y montar un comité de monitoreo.
La agilidad con que actuó el gobierno en Los Ríos no estuvo presente en Los Lagos.
La crisis de productos extractivos se extiende por las extensas costas chilenas. En Chiloé las olas siguen varando machas, muchas muertas, en las playas, al igual que un par de lobos y jaibas pequeñas.
El fin de semana toneladas de sardinas se encontraron muertas en playas de más al norte. Antes, en marzo y abril, la proliferación de otro tipo de algas mataron millones de salmones en sus jaulas en la región de Los Lagos.
Las salmoneras, con permiso del gobierno, lanzaron al mar al menos 4,5 toneladas de salmones descompuestos, razón por la que los pescadores los responsabilizan de la agresiva marea roja, lo que es desmentido por científicos, que optan por señalar que lo sucedido se debe a una combinación del cambio climático con un aumento inusual de la temperatura de las aguas, debido a un fenómeno de El Niño particularmente severo.
El salmón es el segundo mayor producto de exportación chilena, después del cobre, y en las últimas dos décadas se transformó en el segundo mayor exportador de salmón de cultivo a nivel mundial después de Noruega. Hasta enero de 2015 la producción chilena de salmones representaba el 27% a nivel mundial, mientras Noruega alcanzaba al 52%.