Atentados en Irak el miércoles dejaron al menos 88 personas muertas y decenas de heridos, informaron autoridades iraquíes.
En el primer ataque, al menos 63 personas fallecieron por la explosión de un coche bomba en una zona comercial de un vecindario de mayoría chií de Bagdad. Horas después, dos explosiones también en la capital dejaron cuando menos 25 muertos y 56 heridos.
El segundo ataque fue contra una estación de policías en el vecindario bagdadí de Kadhimiyah y murieron 18 personas, cinco de ellos policías. En el norte de la capital, en Jamiya la explosión de un coche bomba mató a siete e hirió a 22.
En el primer ataque, un auto cargado de explosivos estalló el miércoles por la mañana en un concurrido mercado al aire libre en Sadr City, en el este de la capital iraquí, explicaron dos agentes de policía. La deflagración dejó decenas de heridos, varios en estado grave. Se teme que la cifra de víctimas mortales seguirá subiendo.
Poco después de la primera detonación, el grupo Estado Islámico reclamó la autoría del ataque. El grupo extremista suní considera a los musulmanes chiíes como apóstatas.
La milicia afirmó que la explosión se debía a un atentado suicida, un detalle que negaron las autoridades.
Varios autos y edificios cercanos sufrieron daños importantes, dijo un policía.
Responsables médicos confirmaron el número de fallecidos. Todos los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a difundir la información.
En su comunicado difundido en internet, el Estado Islámico dijo que el ataque iba dirigido contra una congregación de milicianos chiíes. The Associated Press no pudo verificar en un primer momento la autenticidad del comunicado, que apareció en un sitio web utilizado de forma habitual por el grupo armado suní.
La milicia radical controla también áreas significativas del norte y el oeste, entre ellas la segunda ciudad del país, Mosul.
Las zonas comerciales y públicas donde hay mayoría chií están entre los objetivos más frecuentes de la insurgencia suní, que busca socavar los esfuerzos del gobierno de Irak para mantener la seguridad en la capital.