Ya bajo la mira por una ley que permite confiscar joyería a quienes buscan asilo, los valores humanitarios de Dinamarca están otra vez bajo la lupa por acusar de tráfico de personas a quienes dieron un aventón en su auto a migrantes que iban rumbo a Suecia.
La fiscalía de Dinamarca dijo que 230 personas han sido acusadas de ayudar a gente cruzar país sin autorización en la cúspide de la crisis migratoria de Europa del otoño pasado. Los fiscales señalaron que las leyes danesas no distinguen entre traficar personas a cambio de una ganancia monetaria o por motivos humanitarios.
Pero los críticos consideran que es vergonzoso ir tras daneses que se conmovieron por las imágenes de migrantes exhaustos que caminaban por las carreteras danesas y sólo querían ayudarlos.
«Está muy lejos de la idea que tenía de nuestra sociedad, una sociedad humana en donde nos preocupamos por los otros», dijo Calle Vangstrup, quien en septiembre cruzó el estrecho entre Dinamarca y Suecia en cuatro ocasiones con hasta 20 sirios.
Él y cuatro amigos marineros fueron acusados de tráfico de personas y esperan fecha de juicio.
Bajo el acuerdo fronterizo de la Unión Europea, las autoridades danesas deben detener a migrantes en la frontera con Alemania y pedirles que soliciten asilo en Dinamarca o que se regresen. Al principio, la policía intentó hacerlo, pero conforme el número de migrantes aumentó, las autoridades decidieron permitirles el paso a Suecia. La compañía ferrocarrilera de Dinamarca incluso les permitió cruzar el país sin cobrarles pasaje.
Seis sirios atravesaron Dinamarca gracias a Lisbeth Zorning Andersen y su esposo. «Aquellos días eran caóticos», recuerda. «Cuando estaba parada ahí con mi familia subiendo a gente a mi vehículo, había tres agentes policiales y no me detuvieron ni me dijeron que era ilegal».
Michela Bendixen, cabeza del grupo voluntario Bienvenidos Refugiados, dijo que estaba impactada por las medidas severas de Dinamarca contra aquellos que trasladaron a migrantes.
«Considero que las autoridades han abordado el tema con demasiada severidad y son mucho más duros de lo que habría imaginado», dijo Bendixen.
Leo Goldberger, un neoyorkino que escapó de Dinamarca a Suecia en un barco pesquero el 2 de octubre de 1943, es un crítico de cómo Dinamarca aborda la crisis migrante.
En un email a The Associated Press, dijo que siente que está mal criminalizar «a tantos daneses comunes con buenas intenciones que están siendo multados simplemente por ofrecer ayuda incidental a una evidentemente necesitada y desesperada familia».