Zoe era apenas una bebé de cuatro meses, comenzaba a conocer su entorno e identificar algunas cosas, ya comía sus primeros alimentos diferentes a la leche que le daba su madre y apenas sostenía erguida su cabeza, pero el 12 de abril le quitaron la vida junto a su madre y su abuela en Ciudad Delgado.
No hay detenidos y se desconoce el posible móvil de esa masacre que se suma a otras.
Zoe es una las víctimas más pequeñas de la violencia de las pandillas que pone en zozobra a los salvadoreños y que solo el primer trimestre del año cobró las vidas de 33 niños con edades entre 0 a 14 años, de acuerdo con la cifras del Instituto de Medicina Legal.
El año pasado para el mismo período las autoridades registraron 25 niños asesinados. Las estadísticas reflejan muy pocos avances en las investigaciones de esos asesinatos.
Según el Instituto de Medicina Legal, en los primeros tres meses de 2016 con relación al mismo período del años pasado, las cifras de asesinatos ha ido en aumento.
Para el caso, enero registró la muerte de 12 niños entre los cero y los 14 años; en el 2015 fueron ocho; febrero de 2016 fueron 11 y el año pasado, ocho, mientras que marzo de este año registró seis asesinatos, y en 2015 fueron nueve. Ya en abril de este año, las autoridades también registran al menos tres casos como la triste historia de Zoe.
Reiteradamente el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha instado al Estado salvadoreño a redoblar e intensificar los esfuerzos para asegurar la integridad física y emocional de la niñez salvadoreña ante el recrudecimiento de la violencia que vive el país; sin embargo, las cifras mantienen ese aspiral ascendente sin que hasta la fecha pueda ser controlada por las autoridades de turno.
La violencia directa contra niños y adolescentes, así como su presencia de actos de violencia y abandono de sus comunidades de origen, pueden tener efectos negativos sobre ellos, que muchas veces son profundos y duraderos, ha señalado Unicef en diferentes comunicados emitidos en el país por el auge de la violencia, generada por las pandillas.
Niños víctimas de ataques de pandillas
Al igual que Zoe también hay otras historias de infantes que han sido alcanzados por balas disparadas por las pandillas contra sus adversarios, cuyos móviles quedan definidos en la rivalidad de esos grupos delictivos.
Solo en febrero se registraron tres niños muertos y dos más heridos al verse en el fuego cruzado de las pandillas.
Uno de esos casos fue el de una bebé se seis meses que fue herida en una de sus piernas por una bala. El hecho de violencia se registró en la urbanización Altavista.
De acuerdo con fuentes policiales, Julia Graciela Funes Cortez, de 23 años, estaba afuera de su casa, llevando en brazos a su sobrina de seis meses, cuando de repente se acercó un supuesto pandillero y comenzó a dispararle.
La joven, en un intento de proteger a la niña, le dio la espalda al atacante, quien continuó disparándole a pesar de ver que su víctima tenía a la bebé en los brazos.
El ataque contra Julia fue ejecutado, según las autoridades por pandilleros de la 18 Sureños, quienes meses antes habían asesinado al compañero de vida de la joven.
Otro caso muy similar se registró en el cantón Las Delicias, municipio de Santa Cruz Michapa, departamento de Cuscatlán.
En ese hecho, pandilleros atacaron a balazos a Héctor Antonio Andrade Salguero, de 41 años, mientras maniobraba para guardar un automóvil en su vivienda.
En el ataque, un niño de seis años resultó herido de bala en la cabeza. Era hijo de Héctor Antonio.
El infante fue llevado al hospital de niños Benjamín Bloom, en San Salvador, donde luego murió por las heridas.
El pequeño estudiaba segundo año de kinder en un colegio de Cojutepeque.
Posteriormente, en la comunidad Italia, en San Bartolo, municipio de Ilopango, fue lesionado de bala en la cabeza Josué Adonay, de apenas dos años de edad.
Junto al niño estaba un presunto pandillero, quien fue atacado a balazos. Éste sobrevivió al ataque, pues las heridas no fueron de gravedad.
Sin embargo, Josué Adonay murió mientras recibía atención médica en un hospital público.
Mientras tanto, otro pequeño de siete años fue alcanzado también por balas de las pandillas, en un ataque dirigido hacia su padre, José Isaías Hernández, de 31 años.
Este hecho fue cometido en el cantón El Ángel, municipio de Teotepeque, departamento de La Libertad. En este caso, el menor logró sobrevivir.
Esos ataque obligó al fiscal general, Douglas Meléndez a movilizarse al hospital de niños para comprometerse en dar con los responsables de los ataque y asesinatos de los niños, en redoblar esfuerzos para contrarrestar la violencia contra los infantes, no obstante, las cifras no disminuyen.
Las cifras del Instituto de Medicina Legal también reportan un aumento alarmante en los asesinatos de menores entre los 15 y 19 años para el primer trimestre de 2016.