La esperanza de encontrar supervivientes del terremoto de Ecuador comienza a desvanecerse en la ciudad de Manta, donde tras 96 horas de búsqueda la posibilidad de hallar vida es inferior al 5 % y ya se planifican las demoliciones.
Cinco días después del sismo, los bomberos solo buscan víctimas en un edificio de Tarqui, la zona hotelera que quedó destruida por el terremoto de 7,8 grados del pasado sábado.
Se trata del centro comercial de Navarrete, una edificación de cinco pisos que representa el final de un agotador trabajo para los bomberos, quienes, desde que tembló la tierra, permanecen las 24 horas del día junto a los restos del edificio, y hasta se asean en la parte trasera del mismo cuando les dan un relevo.
«Hemos hecho búsqueda manual, con aparatos científicos, sensores técnicos, hemos recurrido a canes de Colombia, de México, de España…y todos ellos han descartado que haya personas vivas», relata el capitán de bomberos Esteban Cárdenas.
El teniente coronel Enrique Hurtado, de los bomberos de Quito, explica que según pasan los días, las probabilidades de encontrar sobreviviente se reduce entre 3 a 5 % .
Expertos de España son los encargados de determinar en un último intento si quedan personas con vida. Para ello acuden a la zona con perros y una cámara que solo confirman la mala noticia.
La hora 96 convierte a las víctimas en factores de riesgo biológico.
«Ya terminamos la hora 96, ya pasamos nuestro umbral operativo y en este momento estamos ya manejando cadáveres en procesos de putrefacción. Hay mucha influencia de vectores en este momento (…) eso quiere decir que el factor biológico puede generar una posible enfermedad», advierte el comandante Miguel Arroyo, jefe de bomberos de Quito.
Por eso el rojo y negro de sus uniformes a partir de hoy se cambia por un mono blanco que les aísla del peligro, y mientras ellos entran una última vez a buscar a las víctimas, otros expertos empiezan a marcar los edificios de la manzana: la demolición ya se planifica.