Un sueco radicalizado, señalado a las autoridades por su madre, es juzgado a partir del viernes por haber reunido material explosivo para preparar un atentado suicida en Suecia, lo que él niega rotundamente.
Descrito como un «lobo solitario», Aydin Sevigin, de 20 años, fue detenido en febrero por los servicios de inteligencia suecos (Sapo), alertados por su madre tras descubrir el material comprado por su hijo.
El estudiante, que creció en un barrio distinguido de las afueras de Estocolmo e iba a dedicarse a la enseñanza, reconoce que quiso «morir como mártir» pero niega que tuviera la intención de cometer un atentado en territorio sueco.
«Nunca tuve la intención de hacer daño a nadie o de fabricar una bomba», declaró en la corte, citado por la agencia de prensa TT.
Una defensa que parece floja frente al acto de acusación, al que la AFP ha tenido acceso, que contiene varias pruebas materiales.
El acusado sacó dinero a partir del 1 de enero y compró seis botellas de acetona, cerillas, perdigones de acero, una olla exprés, cable eléctrico, pilas y cinta adhesiva.
Con estos componentes se pueden fabricar explosivos como los que se utilizaron en Boston (Estados Unidos) que causaron tres muertos y 264 heridos en abril de 2013, explicó un experto durante el proceso. La acetona aparece también en la investigación de los atentados de París y Bruselas.
Interrogado sobre la uso que quería hacer de este material, el acusado dio explicaciones poco convincentes. ¿Por qué seis litros? «Pensaba que un día podría necesitarlos. Siempre es mejor tener más que menos», respondió.
El padre del acusado declaró que tiró este arsenal a un contenedor. Los investigadores sin embargo no lo encontraron, sólo hallaron un celular cuya contraseña es «yihad».
Pero las imágenes de las cámaras de vigilancia de las tiendas de bricolaje, los recibos de las cuentas bancarias y el análisis de las páginas web consultadas por el acusado pesan en su contra.
Aydin Sevigin no ocultaba su simpatía hacia el grupo Estado Islámico y quería ir a Siria para «defender las mujeres y los niños contra los infieles», según explicaron sus allegados.
Consultaba de forma asidua las páginas web yihadistas para escuchar sermones o encontrar manuales sobre explosivos. Y «probablemente» intentó ir a Siria en junio de 2015 pasando por Turquía, que lo expulsó en dos ocasiones.
Fue entonces cuando su madre alertó a la seguridad del aeropuerto Arlanda de Estocolmo. ¿Qué iba a hacer a Turquía?, le preguntó la acusación. «Vacaciones», contestó el estudiante, que puede ser sentenciado a cadena perpetua.