El sospechoso detenido el martes por la noche en el aeropuerto Amsterdam-Schiphol durante una evacuación parcial del lugar es un sin techo polaco alcoholizado, indicó la gendarmería el miércoles. Durante su detención, el hombre de 25 años «afirmó ser un terrorista», indicó la gendarmería en su página Facebook: «tenía dos bolsas a su lado, que fueron controladas por el equipo de desminado».
Decenas de agentes fuertemente armados intervinieron en la noche en el aeropuerto de Schiphol y evacuaron a centenares de personas luego de haber sido informados de una «situación sospechosa», exactamente tres semanas después de los atentados de Bruselas que causaron 32 muertos en el aeropuerto de Zaventem y en el metro.
La gendarmería había anunciado a la AFP en la noche que ninguna sustancia sospechosa fue encontrada en las bolsas del sospechoso.
Este fue interrogado el miércoles por la mañana «y se ve que hizo las declaraciones bajo la influencia del alcohol», agregó la gendarmería.
El asunto fue trasladado a la fiscalía, que tendrá que tomar una decisión sobre un eventual envío del caso ante un juez.
Con numerosos enlaces internacionales, Schiphol, que está a 16 kilómetros de la capital holandesa Amsterdam, es uno de los centros aéreos más importantes de Europa y por ahí transitan 50 millones de pasajeros cada año.
El hombre había sido detenido en un operativo y finalmente la alerta se levantó hacia la 01H30 de la madrugada (23H30 GMT del martes).
«El hombre continúa detenido y la investigación sigue su curso», había comentado este miércoles a la AFP Alfred Ellwanger, portavoz de la policía militar.
«La situación en el aeropuerto ha recobrado la normalidad», añadió. Las autoridades aeroportuarias confirmaron que este miércoles no se esperaban perturbaciones en los vuelos, e incluso durante la operación de la policía militar no se vieron afectadas las operaciones aéreas ni tampoco el tráfico ferroviario.
Schipol es el cuarto mayor aeropuerto de Europa, con conexiones aéreas con 319 destinos en el mundo.
La tensión es muy fuerte en Europa desde los atentados del 22 de marzo en la capital belga, reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico, como los del 13 de noviembre en París, que dejaron a su vez 130 víctimas mortales.
Por precaución, el gobierno holandés decidió incrementar las medidas de seguridad en estaciones de tren y aeropuertos, y reforzó los controles en su frontera con Bélgica.
Holanda teme ser un objetivo de los yihadistas, por su proximidad con Francia y Bélgica y su papel en la campaña de la coalición internacional contra el EI en Irak y Siria.
Recientemente los cazas holandeses han ampliado la misión del país en el marco de esa coalición liderada por Estados Unidos, bombardeando a los yihadistas en Siria desde febrero.
Se cree que más de 200 holandeses, entre ellos unas 50 mujeres, se unieron al EI en Irak y Siria, según los servicios holandeses de inteligencia.
La policía holandesa anunció a principios de abril el descubrimiento de 45 kilos de municiones en una vivienda de Rotterdam (oeste), donde un francés de 32 años, Anis Bahri, sospechoso de preparar un atentado, fue detenido a finales de marzo a petición de París.
En otra señal inquietante para el país, se supo que uno de los suicidas de Bruselas, Ibrahim El Bakraoui, fue expulsado el año pasado de Turquía a Holanda, desde donde cruzó la frontera hacia Bélgica.