Cerca de 350 cuerpos fueron depositados en una fosa común en Nigeria, tras los enfrentamientos registrados en diciembre entre grupos chiitas y el ejército, declaró este martes un funcionario en el marco de las investigaciones.
El director de la Oficina de Asuntos Interconfesionales del estado de Kaduna, Muhammad Namadi Musa, confirmó varios reportes de que cerca de 300 personas fueron asesinadas el 12 de diciembre.
Entonces, una barricada erigida por los chiitas para asegurar el paso de una procesión bloqueó un convoy donde viajaba el jefe del estado mayor del ejército, Tukur Yusuf Buratai.
Los militares acusaron a los partidarios del líder del movimiento, Ibrahim Zakzaky, de haber intentado asesinar al general, una acusación que el grupo chiita desmintió.
Musa precisó a los investigadores que al día siguiente, el 13 de diciembre, recibió una llamada del gobierno regional para que se desplazara a Zaria con el comandante de la policía del Estado de Kaduna para «determinar cuántos cadáveres había para enterrarlos».
El funcionario dijo que en el hospital contabilizaron 156 cuerpos, mientras que en la base militar de Zaria había otros 191.
«Había mujeres y niños», dijo el funcionario a los investigadores en su testimonio, en el que además señaló que los cadáveres fueron transportados por un convoy de camiones escoltados por el ejército para ser enterrados.
No hay ningún informe oficial sobre los incidentes, pero la organización Human Rights Watch señaló que «al menos 300 personas» murieron, mientras que Amnesty International estimó que hubo «cientos de víctimas».
El ejército, acusado de graves violaciones a los derechos humanos durante su lucha contra la insurrección de los yihadistas de Boko Haram, dijo que sus soldados respetaron las normas internas en Zaria.