El mexicano Gustavo Castro, único testigo del asesinato de la ambientalista Berta Cáceres, salió este viernes de Honduras de regreso a su país luego de que las autoridades judiciales revocaron la alerta migratoria, informaron medios locales. En declaraciones a la estación local radio Progreso, Castro dijo que después de «tantos días de incertidumbre» se iba «con la preocupación por la criminalización» que se hace con los activistas de derechos humanos en Honduras.
Según la misma radio, el mexicano abordó un avión hacia las 05H30 locales (11H30 GMT) de regreso a México. Castro estaba retenido en la embajada de México en Tegucigalpa luego de que las autoridades migratorias le impidieron salir del aeropuerto Toncontín por una alerta migratoria del juzgado de La Esperanza (oeste).
El mexicano resultó con heridas leves a manos de los desconocidos que la madrugada del 3 de marzo entraron a la vivienda de Berta Cáceres, Coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), en La Esperanza y la asesinaron a tiros.
Castro estaba en la vivienda de Berta Cáceres porque al día siguiente ambos iban a participar en una conferencia sobre proyectos alternativos de generación de electricidad. La fiscalía informó el jueves que el juzgado revocó la prohibición de salir del país a Castro aunque podría ser requerido de nuevo en caso de ser necesario en las investigaciones del crimen.
La fiscalía también informó que desde el 13 de marzo empezó a investigar a la empresa Desarrollos Eléctricos de Honduras (DESA), que había amenazado a la ambientalista por oponerse junto con los miembros del Copinh a la construcción de una represa en el río Gualcarque, que atraviesa la zona de las comunidades indígenas.