Al menos siete policías turcos murieron y 27 personas resultaron heridas al estallar este jueves un coche bomba en una estación de autobuses en Diyarkabir (sureste), de mayoría kurda. El vehículo cargado de explosivos estalló al paso de un autocar policial en la principal terminal de autobuses de la ciudad, informó a la AFP una fuente de seguridad local. De los 27 heridos, al menos ocho son policías.
El ataque se produjo en vísperas de una visita del primer ministro Ahmet Davutoglu a la ciudad.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, de visita en Washington, condenó el ataque.
«No podemos tolerar esto más. Los países europeos, y otros países, espero que puedan ver la verdadera cara de los terroristas en estos ataques», declaró Erdogan.
Turquía vive desde hace varias semanas en estado de urgencia permanente a causa de continuos atentados y ataques, atribuidos a los yihadistas o relacionados con la reanudación del conflicto kurdo.
El último atentado, de carácter suicida, fue atribuido por las autoridades turcas al grupo Estado Islámico, que el pasado 19 de marzo mató a cuatro turistas extranjeros e hirió a una treintena de personas en pleno centro de Estambul.
Seis días antes, 35 personas murieron al estallar un coche bomba en el centro de Ankara, ataque reivindicado por un grupo radical kurdo cercano al principal partido rebelde, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Tras más de dos años de alto el fuego, el conflicto kurdo volvió a estallar en julio de 2015. En la región de Anatolia (sur de Turquía) son numerosas las ciudades bajo toque de queda, escenario de ataques que antes sólo ocurrían en las zonas rurales.
Erdogan considera que los rebeldes kurdos son tan peligrosos como el grupo EI, que concentra todas las preocupaciones de los países occidentales en Siria e Irak.
Según los datos que citó Erdogan durante un acto en un centro de análisis en Washington, al menos 355 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto solamente esta semana en Turquía, junto a 5.359 miembros del PKK, cifras que no pueden ser contrastadas independientemente.
Desde que el PKK, de extrema izquierda, empezó a cometer atentados en 1984 para lograr un territorio kurdo independiente han muerto más de 40.000 personas en Turquía.
Pero los kurdos son también una pieza esencial de la compleja operación militar de reconquista del terreno en Irak y Siria, donde el yihadismo radical representado por el EI y otros grupos preocupa a Estados Unidos y a la Unión Europea, así como a Rusia, que lleva a cabo su propia campaña.