Un hombre condenado a morir en Georgia se ha convertido en un ser tranquilo que ejerce una influencia positiva sobre los demás y no se parece en nada al adolescente que ayudó a matar a golpes a otro hombre hace dos décadas, sostienen sus abogados. Joshua Bishop, de 41 años, debe ser ejecutado el jueves por la muerte en 1994 de Leverett Morrison en Milledgeville.
El miércoles la Comisión de Indultos y Libertad Condicional de Georgia debate la posibilidad de otorgarle clemencia.
«La historia de la vida de Joshua Bishop es una de privaciones, abusos, desespero y crimen; pero es también de fe, arrepentimiento, redención, gratitud y amor», escribieron los abogados de Bishop en su solicitud de clemencia.
Los hijos de Morrison, sin embargo, insisten en que el preso debe ser ejecutado, dijo el jefe policial Bill Massee.
Bishop tuvo infancia sumamente difícil: su madre era una alcohólica y drogadicta con una afinidad por hombres abusivos que la golpeaban a ella y a sus dos hijos, según la carta. Bishop fue trasladado a distintas familias y albergues de cuidado infantil, y eventualmente regresó a su madre, que con frecuencia era arrestada por drogas, alcohol o prostitución.
Sus abogados sostienen que muchas personas que conocían a Bishop coinciden en una apreciación: «Nunca se le dio una oportunidad».
Estar dos décadas tras las rejas le ha dado estabilidad a Bishop quien se ha convertido en una influencia positiva para los otros presos y todavía puede hacer bien en el mundo, sostienen sus abogados. Entregaron a la comisión declaraciones de dos hermanas de Morrison y de su sobrina, además de otras personas que aseguraron que no desean que Bishop sea ejecutado.
Pero el jefe policial Massee dijo que el lunes se reunió con familiares de Morrison, dos hijas y un hijo, quienes dijeron que es importante que Bishop sea ejecutado por la muerte de su padre.
Bishop sería el tercer preso ejecutado en el estado de Georgia en lo que va de año. Otro preso, Kenneth Fults, está por ser ejecutado el 12 de abril.