Supuestos integrantes de pandillas asesinaron este domingo al agricultor José Domingo Rodríguez de 70 años de edad también conocido como Chepe Lolo. El homicidio fue cometido cerca de las 7:00 de la mañana en momentos que se dirigía a cultivar la tierra.
La víctima residía cerca del Centro Educativo del cantón Los Desmontes del municipio de Puerto Parada y desde ese sitio viajaba a la hacienda Los Montragones, situada en el cantón San Pedro, municipio de Concepción Batres, en Usulután, El Salvador.
Los Desmontes y San Pedro están a una distancia en línea recta a casi un kilómetro de distancia, cruzando el río Grande.
En cuanto a su asesinato, las autoridades manejan al menos dos hipótesis, una es que José Domingo fue ultimado porque residía en una zona dominada por pandillas de la Mara Salvatrucha y trabajaba en un lugar donde se moviliza la pandilla de la Mara 18.
El ir y venir de un lado a otro y donde hay grupos de maras rivales, solo dividido por el río Grande, habría provocado cierto celo y desconfianza de cualquiera de las pandillas.
Suponen que pudieron haberlo considerado un mensajero de los dos grupos rivales que llevaba y traía información que en determinado momento afectó los intereses de uno de los grupos y se lo cobraron con su vida.
Según vecinos, Rodríguez tenía que atravesar todos los días el río Grande de San Miguel para llegar a su terreno a trabajar.
Ambas zonas que tenía que transitar en los últimos meses se habían vuelto violentas por la presencia de pandillas por las constantes balaceras que protagonizaban.
A raíz del conflicto y la zozobra que la población civil experimentaba, la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada de El Salvador instalaron una base de operaciones en la zona para tomar control del sector.
La vivienda donde las autoridades se asentaron desde julio del año pasado era propiedad de José Domingo, lo que podría explicar también el posible móvil de su asesinato.
La situación en los territorios que cruzaba a diario José Domingo había llegado al extremo que en una ocasión, el centro educativo de la zona tuvo que suspender las clases para no exponer a los niños y los profesores de las constantes balaceras.
La población de los contornos donde ocurrieron los hechos por estar alrededor del río Grande, se dedican al cultivo de maíz, frijoles, maicillo, verduras y frutas entre otros.