El cielo de la Ciudad de México se cubrió nuevamente de una densa nube de smog por primera vez en más de diez años, lo que obligó a que la gente se prepare para tener los ojos irritados al aumentar las emisiones de gases tóxicos como consecuencia de fallos judiciales y realidades de la vida diaria.
La niebla que cubrió a la segunda ciudad más grande del Hemisferio Occidental durante cuatro días no alcanzó los niveles de las décadas de 1980 y 1990, cuando la capital mexicana fue considerada la urbe más contaminada del planeta, pero mostró que todavía hay demasiados automóviles en las calles.
«Hay que reconocer que estamos haciendo las cosas mejor, pero todavía no es lo ideal», dijo el viernes Javier Riojas, especialista en sostenibilidad del medio ambiente de la Universidad Iberoamericana.
Debido a los altos niveles de ozono, el lunes pasado las autoridades declararon su primer alerta ambiental en Fase 1 desde 2005, atribuida a un fenómeno conocido como inversión térmica que impide a las sustancias contaminantes subir a la atmósfera.
Ciudad de México registra su peor contaminación generalmente en los meses de invierno(a final y principios de cada año) y en la primavera (marzo-abril), temporada seca, de temperaturas cálidas, que junto a la altura de la capital, rodeada de volcanes activos, hacen difícil que el smog se disemine.
El índice de contaminación superó los 200 el lunes, el doble de lo que se considera aceptable, pero muy lejos del récord alcanzado en marzo de 1992, cuando fue de 398.
Ciudad de México ha cambiado mucho desde la década de 1990. Las fábricas ya no producen tantas emisiones o han sido trasladadas a otros sitios, se prohibió el uso de la gasolina con plomo y se impusieron normas más severas para las emisiones de los autos.
A pesar de las quejas, el gobierno había dispuesto que los autos que tienen ocho o más años de antigüedad no puedan salir a la calle seis días al mes, incluso si aprueba la inspección de sus emisiones.
Sin embargo, la corte suprema anuló el año pasado esa disposición, lo que implica que hay 1,4 millones de vehículos adicionales en las calles, muchos de ellos de modelos viejos, que emiten más gases contaminantes. A medida que aumentan los congestionamientos de tránsito, los autos permanecen más tiempo parados y descargan más gases, según los expertos.
Tras la emergencia de esta semana, las autoridades dijeron que están estudiando nuevas medidas para restringir la circulación de vehículos.
Bernardo Baranda, director para América Latina del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo dijo que, a corto plazo, las autoridades deberían fijar límites a la circulación de autos y mejorar la cooperación con las distintas jurisdicciones del valle de México. A largo plazo, acotó, habría que invertir más en el transporte público, aumentar los peajes y las zonas ecológicas, para fomentar el tránsito a pie y en bicicletas.
«El problema de raíz es el crecimiento del parque vehicular a alrededor de 6 millones de automóviles, mucho de ellos con tecnologías no de última generación (incluyendo los combustibles disponibles) y la cada vez mayor longitud los viajes realizados así como congestionamientos», dijo Baranda.
Hoy por hoy, la calidad del aire de la Ciudad de México es, en términos generales, mucho mejor que la de ciudades de China, India y otras partes de Asia. Por ejemplo, cuando el alerta estaba todavía vigente el jueves, el índice de contaminación era de 150, mientras que en Beijing superaba los 400, de acuerdo con el Índice Mundial de Calidad del Aire, que mide la calidad del aire en todo el mundo.
En teoría, los autos deben pasar inspecciones semestrales de sus emisiones. Pero todo conductor sabe que una «atención», eufemismo de un soborno, de unos 20 dólares, le garantiza al conductor la aprobación de la inspección.
Las autoridades municipales dicen que los automóviles son responsables del 87% de las emisiones de óxidos de nitrógeno, que son precursores del ozono.
«Me parece que es muy claro que lo que estamos viviendo hoy es el shock de impacto de tener este parque vehicular adicional circulando todos los días, que anteriormente dejaba de circular un día en la semana y dos sábados al mes. No es un tema menor», dijo Tanya Muller, secretaria del medio ambiente de la capital.
Hay quienes dicen que el gobierno de la ciudad se ha mostrado más proclive a construir carreteras de dos niveles que a expandir la red de transporte público, a pesar del éxito de iniciativas como un programa de bicicletas y la creación de carriles especiales para autobuses.
Dwight Dyer, editor de la sección de energía y medio ambiente de la publicación online El Daily Post, dijo que este año las autoridades suspendieron la construcción de una línea de trenes subterráneos hasta el distante suburbio de Chalco debido a problemas presupuestarios.
Sostuvo, además, que con el dinero asignado a mejorar la autopista que circunda la capital se podrían haber añadido otros cuatro carriles para autobuses a los seis que ya funcionan.
«Tienen una política de promover el uso de los automóviles, que no es algo exclusivo de la actual administración», dijo Dyer añadiendo que esto es más evidente en los suburbios, donde viven la mitad de los más de 20 millones de habitantes de la ciudad.
«Hay un enorme mercado para mejorar el sistema de transporte público», expresó. «Pero aparentemente hay muy poco interés en esto porque el rédito electoral no es tan grande».
Al anunciar la suspensión del alerta ambiental de cuatro días el jueves, el secretario del medio ambiente Alejandro Pacchiano prometió mejorar el sistema de inspección del smog y formar un grupo de expertos para estudiar cómo reforzar las restricciones a la circulación de autos.
Algunos observadores dicen que la remoción de autos viejos tuvo un efecto inesperado: la gente pudiente se deshizo de sus autos y compró otros más nuevos, pero los vehículos no fueron sacados de circulación, sino que hubo una gran oferta de autos usados baratos que fueron comprados por habitantes de los barrios pobres.
A algunas personas, no obstante, le gustaría ver medidas más drásticas.
«He pensado que debería de suspenderse la mitad de los carros un día y la otra mitad» otro, declaró Ricardo Juárez, vendedor de 54 años que usa el tren subterráneo, el metrobús y ocasionalmente taxis, y quien consideró que la decisión de la Corte Suprema fue una «tontería».
El alerta ambiental de esta semana, opinó, podría resultar algo positivo al «sentar los focos rojos al gobierno… eso es algo».