Quince civiles y tres miembros de las fuerzas de seguridad murieron el domingo en el ataque yihadista en el balneario de Grand Bassam, cerca de Abiyán, anunció el lunes el ministro marfileño del Interior, Hamed Bakayoko. «Tres terroristas fueron abatidos» añadió el ministro en conferencia de prensa.
El anterior balance era de 14 civiles y dos miembros de las fuerzas de seguridad muertos, así como seis terroristas abatidos.
El ataque fue reivindicado por Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).
Reunión de crisis tras atentado
El presidente marfileño, Alassane Ouattara, dirige este lunes un consejo de ministros extraordinario sobre el ataque yihadista que dejó 18 muertos en Grand Bassam, el primero en golpear este país que se sabía amenazado.
«Se tomarán medidas, especialmente a nivel de seguridad» afirmó a la AFP una fuente cercana a la presidencia. El ataque fue reivindicado por Al Qaida en el Magreb islámico (AQMI).
Además de las víctimas mortales, 22 personas resultaron heridas, según cifras oficiales, pero la prensa marfileña habla además de desaparecidos.
Entre los 18 muertos hay, según fuentes oficiales, marfileños y al menos cuatro personas de «raza blanca», en particular un francés y una alemana, que era directora del centro Goethe en Abiyán. También hay ciudadanos de Líbano, Burkina Faso y de Mali entre los fallecidos.
En estado de conmoción
Los atacantes llegaron el domingo hacia las 12H30 por la playa y abrieron fuego de manera indiscriminada, según varios testigos. Uno de ellos dijo que un agresor gritaba «¡Alá Akbar!» (Dios es grande).
Por sus características, este ataque recuerda al que dejó 38 muertos en un hotel de Susa (Túnez) el 26 de junio, que fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI). Se trata del primero de este tipo en Costa de Marfil.
La estación balnearia de Grand Bassam estaba este lunes aún en estado de conmoción. «No he dormido en toda la noche. Aún tiemblo al pensar en lo que he visto ayer (…)» asegura Salata, una vendedora de la playa.
Centenares de personas acudieron el lunes al escenario del ataque. Un mujer, entre sollozos, buscaba a su hijo, también vendedor en la playa. «No está en el hospital, ni en la morgue. No sé donde está. Es discapacitado», decía.
«Estos cobardes ataques de los terroristas no serán tolerados en Costa de Marfil» afirmó el domingo el presidente Ouattara, al acudir al lugar. «Hemos tomado importantes medidas (…) La situación está bajo control (…) seguimos reforzando la seguridad en todo el territorio marfileño» aseguró.
El presidente marfileño elogió la acción de los fuerzas de seguridad que intervinieron «45 minutos después» del inicio del ataque, que fue «controlado en tres o cuatro horas».
Según fuentes de seguridad occidentales las fuerzas policiales intervinieron efectivamente de forma «rápida», contrariamente a lo ocurrido en otros atentados en suelo africano.
Un país amenazado
Hay que precisar que Costa de Marfil estaba prevenida: varios servicios de inteligencia occidentales habían advertido que el país estaba amenazado, igual que Senegal.
Por ello las autoridades habían reforzado los controles de seguridad en el país. Un plan antiterrorista fue implementado y «elementos de las fuerzas especiales estaban y están listas para intervenir rápidamente en todo el territorio», según una fuente de seguridad.
Estados Unidos saludó la «valentía» de las fuerzas de seguridad «marfileñas» pero también «francesas» que permitieron «evitar un mayor número de muertos».
Las autoridades francesas no anunciaron haber participado en las operaciones. Francia tiene una base ubicada precisamente entre Abiyán y Grand-Bassam, que sirve esencialmente de apoyo logístico a la operación Barkhane de lucha contra los grupos yihadistas de la zona.
Un periodista de la AFP vio a militares franceses armados en Grand Bassam y constató la presencia gendarmes franceses.