El presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, acusó este sábado a las pandillas de perder el significado de la vida por los asesinatos múltiples que cometen, y para contener a esas bandas criminales anunció que prepara «medidas extremas«.
«Estamos enfrentando a un grupo de criminales (las pandillas) que ha perdido la noción de la vida y la noción de los valores de la esperanza», aseguró el mandatario en el desarrollo de un programa de asistencia popular en San Pedro Perulapán, uno de los 10 municipios más violentos del país, ubicado a 22 km al este de San Salvador.
Las pandillas, según el mandatario, «han perdido todos sus instintos de seres humanos (ya) que se han degradado a tal forma que no les importa la vida de nadie».
A las pandillas que operan en el país (Barrio 18 y Mara Salvatrucha MS-13), según el mandatario «no les importa asesinar tres, asesinar cuatro, asesinar a familias enteras, asesinar 11 (trabajadores) como lo hicieron en San Juan Opico» el pasado 3 de marzo.
Para contener a las bandas criminales, el mandatario indicó que un equipo de gobierno prepara una propuesta de «medidas extraordinarias» para presentar a la aprobación del Congreso que incluirán «medidas extremas» en los centros penales porque desde esos recintos se conducen «las operaciones del crimen».
Además, el gobierno contempla desplegar mayor número de efectivos en el territorio para garantizar «mayor seguridad» a la población, que según todas las encuestas ubica como el principal problema la inseguridad.
«La aspiración nuestra es recuperar en todo el país la tranquilidad y transparencia, que olvidemos el temor, que echemos a la basura el miedo y que nos llenemos de esperanza», destacó el gobernante.
Las pandillas, según estimaciones de las autoridades, cuentan con unos 70.000 miembros, de los cuales 13.000 están encarcelados.
En lo que va de este año, según estadísticas oficiales, el país acumula un poco más de 1.600 homicidios, por lo que el promedio de muertes violentas por día es de 23.
En 2015 El Salvador registró 6.657 homicidios, que lo convirtieron en una de las naciones sin guerra más violentas del mundo, con un promedio de 104 homicidios por cada 100.000 habitantes.