La cifra de muertos por la explosión en un autobús en Guatemala ascendió el lunes a dos, al día siguiente de un siniestro que las autoridades han relacionado con extorsiones de pandillas. En el autobús viajaban decenas de personas. Al menos ocho de los 17 heridos en el suceso aún permanecían en el hospital, entre ellos dos niños con quemaduras graves.
Miguel Ángel López López, de 27 años, falleció el lunes «debido que tenía el 95 % de su cuerpo con quemaduras de tercer grado», explicó Sharon Ávila, vocera del hospital general San Juan de Dios, donde permanecen los heridos.
López fue intervenido pero debido a la gravedad de sus quemaduras sufrió una infección generalizada que terminó en su muerte, indicó la portavoz
Los niños heridos y quemados que permanecen en el hospital tienen trabajadores sociales y psicólogos que les apoyan con el trauma provocado, señaló la portavoz hospitalaria.
La explosión se produjo por la mañana del domingo en un autobús urbano que transitaba de San José Pínula a Palencia, ambos municipios del departamento de Guatemala, a solo 22 kilómetros de la capital. Las fotografías del lugar mostraban un agujero en la parte posterior del vehículo, que ardió tras la detonación.
El ministro de Gobernación, Francisco Rivas, atribuyó el suceso a un atentado directo contra el autobús, aunque señaló que los dueños del mismo no habían reportado amenazas ni extorsiones. Rivas considera que el ataque podría provenir de pandillas, especialmente por las similitudes con un atentado contra otro bus realizado por pandilleros de la Mara 18 en 2010, en el que murieron 9 personas.
«Lo que ya casi podemos casi precisar es que estos actos son responsabilidad del barrio 18… por motivos de extorsión», dijo Rivas.
Además, varios pandilleros lanzaron un galón de gasolina con clavos contra un comercio, indicó el ministro. El ataque provocó un incendio que fue controlado, al parecer en otro caso relacionado con extorsiones.