Una mujer y sus tres hijos, supuestos miembros de las maras o pandillas, fueron secuestrados por sicarios y sus cuerpos calcinados aparecieron el viernes en una zona rural del sur de El Salvador. Según informes de la policía, la familia había salido de la localidad debido a amenazas de pandillas rivales, pero el lunes regresaron a su casa y fueron secuestrados.
Los cuerpos calcinados fueron encontrados la madrugada del viernes en las proximidades del río San Antonio, de la jurisdicción de Zaragoza, departamento de La Libertad, a unos 20 kilómetros al sur de la capital.
De acuerdo a la información de las autoridades, los tres hombres estaban «perfilados como miembros de la pandilla Barrio 18», uno de los grupos criminales de mayor presencia en el país, y la primera hipótesis de la policía es que fueron asesinados por miembros de pandillas rivales.
La policía informó que dentro y fuera de la casa de las víctimas encontraron machas de sangre y casquillos de armas de fuego, por lo que presumen que habrían sido asesinados en el lugar y los cuerpos fueron llevados hasta las proximidades del río donde les prendieron fuego.
Esta nueva matanza se registró un día después de que presuntos pandilleros asesinaran a diez trabajadores subcontratados por una empresa distribuidora de servicio eléctrico y a un campesino al que habrían matado por presenciar el crimen en el municipio de San Juan Opico, a unos 43 kilómetros al noroeste de la capital. Todos fueron amarrados de pies y manos.
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Mauricio Ramírez Landaverde informó sobre la captura de 18 sospechosos de participar en la masacre en San Juan Opico.
Solo en los dos primeros meses de 2016, El Salvador registró un considerable aumento de muertes violentas, las autoridades reportaron 1.399 homicidios, un promedio de 23 homicidios por día, superando cifras históricas. Registros de la policía confirman que enero cerró con 738 muertes violentas y en febrero se registraron 661.