Más de 150 personas murieron ayer en una serie de atentados reivindicados por el Estado Islámico (EI) en zonas sirias controladas por el régimen, mientras Estados Unidos y Rusia se esfuerzan por lograr un alto el fuego.
En la ciudad de Homs, la tercera de Siria, un atentado, el más sangriento de este tipo en el país desde 2011, dejó 59 muertos, según la Organización Siria de Derechos Humanos (OSDH). Y un doble atentado yihadista cerca de un santuario chiita al sur de Damasco causó 83 muertos según la agencia siria Sana y 96 según el OSDH.
Es uno de los balances más graves desde el principio del conflicto, declaró Rami Abdel Rahmane, director del OSDH.
El EI reivindicó el ataque, afirmó que dos kamikazes se hicieron estallar y amenazó con nuevos ataques.
Un reportero contabilizó en la zona al menos 60 comercios destruidos y gran cantidad de vehículos calcinados. Los atentados se produjeron a 400 metros del mausoleo de Sayeda Zeinab, una de las nietas del profeta Mahoma veneradas por los chiitas.
Unas horas antes, un doble atentado de EI con coches-bomba en un barrio alauita de Homs dejó 59 muertos y decenas de heridos, la mayoría civiles, según el OSDH.
Los alauitas son una comunidad surgida del chiismo a la que pertenece el presidente sirio Bashar al-Assad.
El secretario de Estado de EU, John Kerry, que se entrevistó por teléfono con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, dijo ayer haber alcanzado un acuerdo provisional en principio sobre los términos de un cese de las hostilidades, que podría entrar en vigor en los próximos días.
Kerry dijo que los presidentes de EU y Rusia se llamarán en los próximos días.