Un gigantesco iceberg bloqueó el acceso de los pingüinos Adelaida a su lugar habitual de alimentación en la bahía de Commonwealth en la Antártida, causando la muerte de unos 150 mil ejemplares, advirtieron investigadores.
Desde que el iceberg se encuentra en la zona donde está instalada la colonia de pingüinos, en el cabo Deninson, una punta rocosa de la bahía Commonwealth en el este de la Antártida, las aves se han visto obligadas a desplazarse hasta 60 kilómetros para poder alimentarse.
El iceberg, bautizado como B09B, llegó al lugar en 2010, chocó con la lengua glaciar Mertz y se quedó ahí. Como la zona rara vez estaba cubierta de hielo marino, era ideal para las colonias de pingüinos.
El B09B, con una superficie de unos 2 mil 900 kilómetros cuadrados, obstruyó desde diciembre de 2010 el acceso de los pingüinos a sus zonas naturales de alimentación, dijeron los expertos en un estudio efectuado en 2013 y 2014 y difundido en la publicación Antarctic Science.
«En los últimos cinco años, los cambios en esta área generados por el iceberg B09B han llevado a un declive importante en el número de pingüinos Adelaida y al fracaso catastrófico en su reproducción».
Los normalmente ruidosos y agresivos pingüinos Adelaida estaban tan afectados «que apenas se dieron cuenta de nuestra intrusión en su reino. Era muy triste caminar entre miles de crías congeladas de la temporada anterior y cientos de huevos abandonados», continuó Wilson.
La colonia de pingüinos, que contaba con una población de 160 mil ejemplares en 2011, se vio diezmada hasta unos 10 mil, según los investigadores del Centro de Investigación del Cambio Climático de la Universidad de New South Gales en Australia y la fundación neozelandesa West Coast Penguin Trust.
Según los investigadores, es difícil saber cuánto tiempo tardarán los pingüinos Adelaida en repoblar la zona de la bahía de la Commonwealth.
El peor de los escenarios es que sin su ciclo reproductivo natural y por la falta de nuevos miembros, la colonia podría extinguirse en unos 20 años.
La presencia de otra población de pingüinos que se estaba expandiendo a tan sólo ocho kilómetros de dónde se encuentra el iceberg convenció a los científicos que la presencia de la gigantesca masa de hielo era la causa de la muerte de los animales. Los científicos señalaron que el iceberg había comenzado a romperse durante el último año, lo que supone buenas noticias para los pingüinos.
Sin embargo el estudio del efecto de los cambios producidos observados «nos ayuda a entender mejor los impactos de estos sucesos tan grandes en los frágiles ecosistemas del Antártico», concluyó Wilson.