Fuerzas de seguridad de Perú intervinieron una avioneta de bandera boliviana cargada con 90 kilos de cocaína, la que terminó sumergida en un río de la selva central, al ser impedida de despegar desde una pista clandestina, mientras sus ocupantes huyeron.
Según un comunicado del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, la aeronave fue detectada cuando ingresó a territorio peruano y aterrizó en Canayre, en la región andina de Ayacucho (sureste), que integra el mayor valle cocalero del país, conformado por los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Allí fue cargada con la droga. En ese momento se dispuso la intervención de las tropas.
«La avioneta fue impedida de despegar. En el interior había un costal (con la droga)», explicó a radio RPP el comandante general del comando VRAEM, Fernando Acosta. La acción de las FFAA produjo que la aeronave se despistara, cayendo a orillas del Río Mantaro.
Durante la intervención en tierra hubo intercambio de tiros con los presuntos narcotraficantes, pero sin detenciones, detalló el comunicado oficial.
La droga estaba camuflada en bolsas de polietileno e iba a ser trasladada a Bolivia, según las autoridades locales. La nave fue destruida.
Perú, uno de los mayores productores mundiales de hoja de coca y cocaína, reinició la semana pasada después de 15 años y sin apoyo extranjero la interceptación aérea de vuelos ilegales de avionetas en zonas productoras de drogas, y podrá derribarlas de ser necesario.
Según la Comisión Nacional para el desarrollo y Vida Sin Drogas (Devida) entre mayo y agosto del 2015, se registraron 175 vuelos sin permiso ni control en esa zona de frontera.
El zar antidrogas peruano, Alberto Otárola dijo a la prensa que, en los últimos años, avionetas procedentes de Bolivia han ingresado dos veces al día al territorio peruano, aterrizado en el VRAEM, trayendo 500.000 dólares y llevándose 150 kg de cocaína.
En Perú se mueven al año unos 8.500 millones de dólares provenientes del narcotráfico, según la procuraduría antidrogas.
En 2014 Perú redujo en 14% sus cultivos de hoja de coca, de 49.800 a 42.900 hectáreas, respecto al año anterior, según un informe de la ONU divulgado en julio y que ubica a este país como el segundo mayor productor después de Colombia.